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//Punto de vista de Mary Jane//

Estás bien pinche loca si crees que te voy a dejar correr a los brazos de alguien más, Mary Jane Haze. Eres mía, ¿me oíste?

Me tomó de la parte trasera de la cabeza y me plantó otro beso forzado, pero esta vez venía con el sabor metálico de la sangre.

Me alejé bruscamente de él en el momento que sentí sus dientes dándome un tirón doloroso en el labio inferior. Me pasé el pulgar sobre el área adolorida; estaba manchado con sangre. Me había regresado la mordida.

—Puto enfermo de mierda —él sonrió entretenido y yo con la mano me tapé los labios, la sangre se me había colado en la boca y el sabor era asqueroso.

El alboroto y la felicidad que tenían mis compañeras de banda y los chicos de Megadeth murió en cuanto nos localizaron al fondo del callejón. Intentaron disimularlo encendiendo algunos cigarrillos y porros y fingiendo conversaciones banales entre ellos pero las sonrisas continuaban en las caras de mis chicas, en ese momento supe que habíamos ganado la puñetera batalla de bandas, ¿pero a qué costo? Ahora solo sentía ira y sed de venganza en mi interior. Por su parte, Dave seguía hablando de sí mismo, y lo sabía porque podía oírlo justificándose una y otra vez, pidiéndome perdón y otra oportunidad más, prometiendo cosas que él mismo sabía que no planeaba cumplir. A estas alturas mi cerebro desgastado simplemente hacía caso omiso. De pronto comencé a sentir de verdad el frío de la noche.

Los demás seguían afuera, probablemente cuidándonos de que no fuéramos a hacernos alguna salvajada el uno al otro, pero estaban tan lejos que no podían oírnos aunque quisieran además de que adentro del lugar se había resumido con el programa musical. Me imaginé que entre ellas estarían hablando de Dave y de mí sin la necesidad de disimularlo. Mi primer instinto fue correr hacia mis chicas y alejarme de Dave lo más que se pudiera. Por más que quisiera que las cosas fuesen distintas, sentía que ya no lo conocía, que estaba parada a lado de un completo extraño de cabello anaranjado. Ahora veía a Dave como una serpiente de colores chillantes que se enredaba en mis brazos y cuello asfixiándome.

Cuando menos lo pensé comencé a andar hacia los demás, dejando al colorado hablando solo.

—¿A dónde vas, Jane? Aún no he terminado de hablar.

—Jódete, Mustaine. Yo ya terminé contigo, así que hazme un puto favor y deja de romperme las bolas —le di la espalda y tan pronto como lo hice, escuché sus zapatillas pegando contra el asfalto. Venía detrás de mí.

—Mary Jane...

—¿Qué parte no entendiste cuando te dije que no quería verte la puta cara? —con una mano me tomó de la muñeca y me jaló bruscamente, haciéndome dar media vuelta para obligarme a verlo directo a sus ojos color avellana, los cuales brillaban... Estaban vidriosos. Lo aparté de un empujón y se tambaleó brevemente hacia atrás. Cuando retomó el equilibrio, volvió a tomarme estrechamente, esta vez del brazo. Al día siguiente sin duda habría marcas, y no sólo emocionales.

—Sólo escúchame, Jane... Esto no es tan malo como parece, hablémoslo en mi casa, maldita sea —en su voz se denotaba una certeza tremenda, ignoraba todo lo que yo le decía.

—Estás jodidamente loco si crees que iré a cualquier lado contigo. Ya tuve suficiente de intentar arreglar las cosas y de que nunca funcione. Lo que teníamos ahora está muerto.

—Lo siento, ricitos... No puedo dejar que te vayas y dejes las cosas así —justo antes de que yo pudiese correr me tomó por la parte trasera de las rodillas y por el trasero, después me subió a su hombro sin mucha complicación. Comencé a gritar y patalear para intentar zafarme cuando escuché que sacaba las llaves de su auto.

 𝕭𝖆𝖉 𝖌𝖎𝖗𝖑 / / 𝕯𝖆𝖛𝖊  𝕸𝖚𝖘𝖙𝖆𝖎𝖓𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora