24

552 45 5
                                    

     La luz de la luna llena alumbraba parcialmente el rostro de Dave. Sus ojos lucían concentrados en la carretera y el color avellana de sus iris resaltaba como nunca antes gracias a la iluminación. Había reducido un poco la velocidad una vez que estuvimos seguros de que las patrullas no intentaban alcanzarnos.

     Sentí molestias en la parte trasera de las piernas, fruncí el ceño y comencé a sobar las áreas que cayeron de súbito al suelo cuando la tubería se rompió, imaginando desde ya los moretones que se formarían en los días continuos.

     -¿Está todo bien, nena? -inquirió al notar que yo no hablaba en lo más mínimo.

     -Sí, perfecto, sólo me duele un poco el trasero -Dave dejó salir una risa y yo me recompuse, disfrutando el sonido de su voz.

     Giré el cuello para observarlo detenidamente y asegurarme de que no hubiese ni un solo rasguño en su cuerpo. Grande fue mi sorpresa al encontrar que la camisa de Dave tenía varias manchas de sangre, además de que su nariz y mentón también se encontraban manchados con el líquido rojo.

     -Dave, ¿qué te sucedió en la nariz? -pregunté un poco alarmada, ya que no recordaba haber visto esas manchas antes.

     -Nada que no haya pasado antes, linda -su cabello naranja, anteriomente tan esponjado y vivo, ahora se encontraba aplastado y más enredado de lo normal. Su expresión seria y voz despreocupada no eran tan efectivas calmándome como él lo deseaba.

     -Pero tu camisa... Está tan sucia... Las manchas no corresponden con lo que te pasó en la nariz -llevó su mano hasta mi rodilla y la subió por mi muslo, dando lentas caricias reconfortantes con su palma y dedos largos. Las venas en su mano derecha estaban saltadas, y me animé a colocar mi propia mano sobre la suya.

     -Sólo hice lo que tuve qué hacer, Mary Jane. No podía dejar que me mantuvieran ahí encerrado esperando a que llegara la policía, y ciertamente no podía quedarme ahí esperando a que te hicieran daño.

     Dave le había disparado a alguien.

     ¿Que si lo había matado o no? De eso no tenía ni puta idea, y en cierta forma, no importaba en lo más mínimo. Estábamos vivos, juntos, y teníamos varios maletines en el asiento trasero repletos de dinero. Lo único que mi cuerpo necesitaba era descanso, y quizá algunas líneas después.

     -Joder, casi la cagamos -suspiré aliviada y bajé la ventana para que algo de aire me refrescara la cara.

     -Hemos estado a una nada de cagarla millones de veces antes, pero siempre sé qué hacer cuando te tengo conmigo -Dave subió su mano hasta la parte trasera de mi cabeza, enredó sus dedos en mi cabello y con la cantidad perfecta de brusquedad me acercó hasta sus labios, dándome un beso rápido.

     Cada quién regresó a su asiento, pero Dave siempre mantuvo su mano sobre mi muslo, quizá para asegurarse de que seguía ahí con él o algo así. Cuando menos me lo esperé, las desoladas afueras se convirtieron en los inicios de la ciudad, que se encontraba tan tranquila como nunca la había visto antes. Quizá esto se debía a que era una noche de entresemana. Todo Los Ángeles estaba durmiendo.

     -Iremos a mi apartamento -soltó bastante seguro de sí mismo, sus ojos jamás abandonando el camino. Yo analizaba su perfil mientras hablaba, sus labios moviéndose con una suavidad tan típica de él, y su voz fluyendo de una manera sumamente reconfortante que incluso sonaba terapéutica. Pero sus palabras no me pusieron tan contenta.

     -¿Disculpa? Yo tengo que regresar a mi propio apartamento y asegurarme de que las locas de mi banda no se están volviendo más locas todavía -Dave hizo una gran pausa. Noté en su cara una mueca de dudas, y apretó la quijada. Quizá estaba pensando en si decir algo o no. Finalmente, luego de que el semáforo cambiara de rojo a verde, Dave se animó a decir palabra mientras presionaba el pedal del acelerador.

 𝕭𝖆𝖉 𝖌𝖎𝖗𝖑 / / 𝕯𝖆𝖛𝖊  𝕸𝖚𝖘𝖙𝖆𝖎𝖓𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora