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Luego de la última visita de Dave a mi departamento, decidí concentrarme en los ensayos y las canciones. Dave venía algunas veces y me ayudaba a perfeccionar las canciones que ya teníamos hechas. Él en verdad poseía un talento único para la música, y cada vez que tomaba mi guitarra era posible verlo tan claro como el agua cristalina. Por otro lado, a mí me costaba un poco más de esfuerzo, pero era capaz de realizar cosas grandiosas, y esa guerra de bandas y rivalidad con Doro Pesch que era algo más que una batalla creativa, me estaba ayudando a ganar un poco más de confianza.

Durante varios días, en lo único que fui capaz de pensar, fue en los ensayos, las canciones, la guerra de bandas y en Doro.

Los recuerdos de la noche en que esa chica había estado coqueteando desvergonzadamente con Dave eran como una especie de gasolina para el motor de mi ira. No tenía otro deseo más que hacerla añicos frente a un bar lleno... Tantas dificultades habíamos tenido Dave y yo para llegar al lugar donde estábamos, y no iba a dejar que una extranjera rubia apareciera de la nada e intentara quitármelo todo de un manotazo.

Ni un día pasaba donde yo no practicara con la guitarra y la voz, y por ende, las chicas también estaban obligadas a hacer lo mismo, sin importar cuán cansadas se encontraran, ningún ensayo debía ser pospuesto. El ser constantes era una parte clave del plan, y ese plan debía ser llevado a cabo sin falla alguna.

Era un jueves por la tarde... Ese jueves. Yo me encontraba dentro de mi cuarto, cambiándole las cuerdas a mi instrumento, cuando Angie entró repentinamente a mi pieza.

-Hey, Jane, ¿es que acaso nunca piensas dejar esa guitarra en paz?

-Pensé que las reglas habían quedado claras, Angie. No me interrumpan -comenté con los ojos aún clavados sobre la guitarra. Ellas no tomaban el asunto con la misma seriedad que yo, y eso era entendible, pero yo necesitaba tiempo a solas. Aunque no pude observarle la expresión facial, supe fácilmente que había rodado los ojos.

-Reglas mi culo. Vamos, señora amarga, deja ese pedazo de madera por un minuto y ven a cenar con nosotras.

-Dame unos minutos, ¿sí? -subí la mirada, y ella sólo movió la cabeza en señal de acuerdo. El olor de la pizza entró a mi habitación pero no se fue junto con Angie, y el estómago me rugía del hambre.

Terminé con mi única ocupación y al levantarme estiré las piernas. Caminé hacia la sala, y ahí estaban las tres comiendo pizza mientras bebían cerveza y veían MTV, canal en el que transmitían una entrevista a KISS.

-Mierda, ¡sigues viva! -expresó Lucy fingiendo impresión al verme aparecer por el pasillo. Había dejado mi habitación contadas veces en los días pasados.

-Definitivamente viva y lista para patearles el culo si siguen fastidiando -coloqué una rebanada de la pizza en un plato y al tomar una lata de cerveza Corona estuve lista para sentarme a lado de Scarlett y comenzar a comer. Todas ríeron ligeramente y luego se quedaron calladas, prestándole atención a la pequeña tele que se encontraba frente a nosotras.

-Puta madre, ¿quién pensó que el baterista sería así de guapo sin maquillaje? -Angie habló con ese tono típico que haces cuando descubres a una celebridad que te llama mucho la atención.

-Lo sé, yo sí le daría mucho amor -Scarlett comentó con el mismo semblante y extendiendo exageradamente la letra u, y todas explotamos en carcajadas.

-Par de zorras, ustedes deberían ser groupies en vez de estar en una banda -solté antes de comerme el primer pedazo de pizza que en realidad me supo a gloria.

La tarde continuó de este modo, todas haciendo comentarios acerca de todo lo que aparecía en esa tele, riendo y bebiendo, pasándola tranquilamente después de habernos presionado los días anteriores para llegar al sonido perfecto. Sólo intentábamos distraernos del estrés que llegaría al día siguiente.

 𝕭𝖆𝖉 𝖌𝖎𝖗𝖑 / / 𝕯𝖆𝖛𝖊  𝕸𝖚𝖘𝖙𝖆𝖎𝖓𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora