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     Recosté la cabeza en el sofá inmediatamente y una vez que mi cuerpo había asimilado la sustancia encendí un porro. Dave continuó comiendo silenciosamente un pedazo de pizza. Todo el cansancio que mi cuerpo había acumulado en el último mes desapareció como por arte de magia. La energía recorría mi cuerpo como una fuente de agua interminable, y creí que por fin había llegado al paraíso de nuevo.

     --Creo que fue mala idea esnifar y luego comer --dejé la rebanada de pizza que apenas había mordisqueado. Tantos días con hambre y ahora que finalmente tenía una pizza fresca no podía ni siquiera verla fijamente sin tener ganas de vomitar.

     --Eres una principiante --Dave terminó con otros dos pedazos dejando cuatro rebanadas restantes dentro de la caja. Me sentía alerta, podía percibir cualquier pequeño detalle y de repente ya no hacía frío en aquel pequeño apartamento.

     --Tu puta madre es una principiante.

     --No hace falta la agresividad, sé cómo eres.

     --Nunca llegas a conocer realmente ni a las personas que más quieres... --él se levantó y dejó la pizza en la mesa de la cocina, mi pie se movía sin control debido a la energía acumulada. El porro se terminó y finalmente, después de unos veinte minutos en silencio espectral, el efecto cedió.

     --Bien, supongo que ya puedo volver a mi apartamento.

     --Jane, no te vayas --se levantó al mismo tiempo que yo, aferrando una mano a mi antebrazo.

     --Basta, Dave, me enferma verte así, tú no eres de los que ruegan --removí su mano de mi brazo con sutileza, verlo así, tan hecho mierda, tan necesitado de cariño, en cierta forma me dolía un poco. Bajó la vista y no respondió con nada más, ni un suspiro ni un beso forzado. Nada. Me acerqué a la puerta y silenciosamente caminó detrás de mí, luciendo justamente como cuando fue echado de Metallica.

     Perdido.

     Salí del apartamento, con Dave observándome recargado en la puerta, intendando recomponerse de la cocaína. Sus ojos se abrieron durante pocos segundos, y separó sus labios secos para hablar.

     --Espera aquí, tengo algo que darte --entonces corrió a su habitación, probablemente sería una bolsa de marihuana, o un pedazo de pizza quizás. Volvió unos quince segundos luego, con algo entre sus manos escondido detrás de su espalda. Cuando estuvo frente a mí, reveló el regalo...

     La foto donde salíamos Cliff, él y yo.

     --Quédatela y no te olvides de mí.

     Observé la foto en silencio durante varios segundos, levanté la vista para verlo una última vez y asentí. Me dedicó una sonrisa un tanto reconfortante y entró de vuelta a su apartamento, cerrando la puerta detrás de sí con un pequeño empujón.

     Volví a bajar la mirada, no podía despegar los ojos de esa foto. Empecé a caminar hacia las escaleras, pensando en demasiadas cosas a la vez.

     Principalmente, quería volver a ser tan feliz como en esa foto.

     ¿Dónde había quedado esa inocente Jane que Dave tanto había amado? Él era mi hogar y mi prisión también, la vida lejos de Dave Mustaine me era tan extraña y desconocida una vez más. De alguna manera, mientras observaba esa foto, me dí cuenta que sin él, eventualmente yo dejaría de ser yo hasta convertirme en quién sabe qué.

     Una vez estando en la salida del edificio, decidí que no podría durar mucho sin él, era como si estuviésemos unidos por dos imanes, y pasara lo que pasara, siempre terminaríamos topándonos, yendo al mismo camino.

 𝕭𝖆𝖉 𝖌𝖎𝖗𝖑 / / 𝕯𝖆𝖛𝖊  𝕸𝖚𝖘𝖙𝖆𝖎𝖓𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora