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Después de que prácticamente engulléramos dos cajas de pizzas completas, regresamos en el viejo auto de Dave al apartamento donde continuamos bebiendo algunas cervezas y conversando entre nosotros hasta que se llegó la media noche.

—¡Puta madre, Jane! —Lucy prácticamente saltó de su asiento a lado de Junior y me observó.

—¿Qué mierdas te sucede? —respondí igual de exaltada. En el fondo de la sala había un ventilador de tres aspas que apuntaba directamente hacia nosotros, el cual hacía un ruido impresionante y ni siquiera creaba la cantidad suficiente de viento para mantener a cuatro personas cómodas en el verano húmedo de California.

—Mañana tengo que llegar temprano al trabajo. Mierda, si llego tarde una vez más mi jefe me pateará el trasero —observó fijamente el reloj que rodeaba su muñeca izquierda.

—Estoy segura de que Junior jamás permitiría eso —entonces ambos se observaron al mismo tiempo, y David le guiñó un ojo a la pelinegra—. Entonces tendremos que irnos —me levanté de la silla y estiré las piernas inmediatamente. Dave apagó la tele a la cual ni siquiera le estábamos poniendo atención anteriormente, y procedió a ponerse de pie.

—Mañana iré contigo entonces, ¿a qué hora dijiste que se van tus amigas?

—Par de puercos —tosió Lucy burlonamente.

—A ti te hace un poco de falta amiga, Junior, ¿podrías encargarte, por favor? —las mejillas de la chica se pusieron tan rojas que quizás si hubiésemos apagado las luces de la sala, su cara hubiera brillado en medio de la oscuridad. No dijo nada más, y procedió a ayudar a Junior a recoger todas las latas que habían quedado regadas por el suelo. Me volví hacia Dave quien metió las manos dentro de los bolsillo de sus pantalones y apretó los labios mientras me veía con calma—. Y a ti te espero a las 2pm, ¿te parece?

—Perfecto, allá me tendrás, chiquita —le pellizqué un cachete y él sólo sonrió, permitiéndome hacer lo que fuera con la piel de su cara. Coloqué la mano detrás de su nuca y lo acerqué a mí. Nuestros labios se conectaron y no tenían planeado despegarse hasta que Junior habló incómodamente... Otra vez.

—Hey, Lucy, acompáñame al cuarto, allá tengo el bajo y el amplificador y todo eso —ambos desaparecieron por el pasillo y Dave tomó mi mentón, girándolo hacia su dirección.

—Recuerda que tenemos un trato en cuanto a la mercancía que tienes en tu apartamento.

—Sí, Dave, no se me olvida... Pero promete que serás cuidadoso.

—Linda, yo tengo un talento especial para ese tipo de negocios. Y para muchos otros también, como ya sabrás...

—Eres un imbécil —mi mano rozó la suya y ambas se entrelazaron. Ojalá todos los momentos que paso despierta pudieran ser disfrutados así...

Del pasillo aparecieron Junior y Lucy, ella cargaba el estuche de la guitarra y Junior traía entre manos el pequeño amplificador Marshall que utilizaba para ensayar. Conversaban acerca de algo que no pude entender muy bien, y cuando se aproximaron a nosotros, se quedaron en silencio.

—¿Por qué tan calladitos de repente?

—Cierra el hocico, Mustaine —ladró Lucy.

—Ustedes son un par de fastidiosos —rió Junior.

—Por algo se gustan tanto —acordó la chica de cabello lacio, y por primera vez en esa noche sentí que mis mejillas se enrojecían por culpa de algo que decía Lucy.

—Pero bueno, ¿no que ya era muy tarde hija de la chingada?

—Está bien, está bien, no te enojes —terminó de reír, pero esa sonrisa de ¨por fin te la devolví¨ quedó marcada en su boca. Dave caminó hacia la puerta y todos lo seguimos.

 𝕭𝖆𝖉 𝖌𝖎𝖗𝖑 / / 𝕯𝖆𝖛𝖊  𝕸𝖚𝖘𝖙𝖆𝖎𝖓𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora