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Sin pensar en más cosas, bajé corriendo hacia el estacionamiento, donde Angie me esperaba con el motor de la camioneta ya encendido, listas para arrancar y llevar a la inestable de Jodie al hospital.

—Muévete, pinche madre —la empujé de asiento del conductor para entrar al automóvil, en la parte de atrás se encontraba Jodie, intentando escapar, pero las puertas se encontraban cerradas con seguro—. Controla a Jodie, amárrala con el puto cinturón, pégale en la mano, no sé, lo que sea —tomé control de la camioneta, y comencé a manejar con velocidad hacia el Hospital General, el cual nos quedaba más cerca.

—¡¿Jane, qué mierdas vamos a hacer!? —gritó Angie mientras intentaba retener a Jodie, quien era más fuerte de lo que parecía. La pelirroja se encontraba claramente asustada, y el ver la mano lacia de Jodie hincharse cada vez más no ayudaba en lo absoluto, a pesar de que claramente no era nada grave.

—Presta atención, Angie —comencé a hablar con un tono de voz calmado para enfriar las cosas—... Conduciré hasta Emergencias, ahí donde queda la entrada de la ambulancia. Es entonces donde tú harás lo más importante de esta operación, nena —me pasé un semáforo en rojo y cada vez estábamos más cerca del hospital.

Jodie se veía un poco rara, de un momento a otro dejó de intentar defenderse, no hablaba para nada pero sin embargo no dejaba de sostenerse la lánguida muñeca con cuidado, aparentemente estaba fuera de sí, o al menos algo como eso.

—¿Qué es lo que haré?

—La empujarás de la camioneta y listo, nos iremos.

—¿¡Estás jodidamente loca!? ¡No le puedo hacer eso a Jodie, mierda!

—¡O lo haces, o te empujo junto con ella! ¡No pienso perder la maldita batalla de bandas por culpa de esta hija de puta!

—Entiende, Jane, no puedo hacerle eso...

—Toma el volante y yo lo haré -me orillé hacia un lado de la calle, y después de eso rápidamente cambiamos lugares, Jodie intentó alejarme pero sólo con darle un putazo en la mano dejó de prestarme atención a mí, y así fue como conseguí recuperar el control.

—¿En realidad está fuera de la banda? ¿No crees que estás exagerando un poco? —cuestionó con pesar en la voz.

—No estaba bromeando, Angie. Tú misma viste cómo se puso, no necesitamos tener a alguien así en la banda. Lucy será el reemplazo perfecto. Punto final.

—¿No crees que intentará volver al apartamento?

—Es más que obvio, por eso nos iremos a otra parte.

—¿Adónde?

—Chingado, aún no lo sé... Vamos, pon atención al camino.

En menos de dos minutos ya íbamos llegando al área de Emergencias. El latido acelerado de mi corazón hacía un estruendoso eco en mis oídos, y también podía sentirlo retumbar en mi garganta.

—¿Lista? —pregunté esperando una respuesta por parte de Angie, pero no dijo nada. Se detuvo justo afuera de las puertas cristalinas del hospital. Jalé la palanca de la puerta, haciendo que la misma se abriera rudamente y tomé a Jodie de la mano que no estaba quebrada.

—¡No tienes por qué hacer esto, Jane! ¡Yo cambiaré, te lo juro! ¡Si me dejas quedarme, te regalaré toda la cocaína, por favor! —reaccionó súbitamente hablando con rapidez, sus ojos bien abiertos se concentraban en mí. Solté una pequeña sonrisa y ella me observó confundida.

—Nadie juega con Mary Jane Haze, grábatelo bien —entonces la solté de la muñeca, velozmente me incliné hacia atrás y le di una patada recta justo en el centro del pecho. La chica salió disparada directo al asfalto, rodó un poco y después fue a dar contra las gruesas puertas de vidrio. ¡Arranca de una puta vez, Angie! —la camioneta arrancó de golpe y casi salgo volando yo también, así que por reflejos me aferré al asiento de enfrente y me estiré lo suficiente como para tomar la puerta y jalarla con fuerza para cerrarla.

 𝕭𝖆𝖉 𝖌𝖎𝖗𝖑 / / 𝕯𝖆𝖛𝖊  𝕸𝖚𝖘𝖙𝖆𝖎𝖓𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora