Capitulo 8. El aroma de mamá.

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Los chicos habían llegado a su destino, era una hermosa cabaña cerca del bosque y el rio, sin señal, y nadie sabía sus ubicaciones de forma cierta pues no querían ser molestados en lo más mínimo.

La cajuela del coche sonó para después ser cerrada.

—Al fin llegamos ¿fue un lago viaje no creen?.- Kirishima estiró sus manos y empezó a dar un leve calentamiento, para terminar de estirar su cuerpo levemente entumido.

Katsuki sacó cargando a Kotarou quien no decía nada, su cara ahora era más parecida a la de su padre, estaba serio y con él ceño fruncido,

—¿qué pasa chibi?, ¿no te gusta?.

Kotarou asintió como respuesta, aún sin quitar su semblante.

"Pues no parece" susurro Katsuki sin que el menor lo escuchara.

Las horas pasaron, los niños fueron a jugar mientras que los adultos se encargaban de la cena.

—¡ES HUMILLANTE ESTAR BAJO EL MISMO TECHO CON UN INÚTIL COMO TÚ!.- Katsuki gritó, tirando una cuchara en la cabeza a Kirishima.

—Pero decía que te echara una tacita.- dijo con ojos de cachorro arrepentido Kirishima.

—¡De harina, no de sal!.- gritó Bakugo, le había pedido a Kirishima preparar la masa para hacer pan, fue un fracaso pues Kirihisma empezó a platicar mucho y no puso atención a la receta.—Quítate.- lo empujó para tratar de arreglar su error.

De repente Kota entró corriendo a la cocina.

—¡Señor Bakugo!, ¡Señor Bakugo!.- entró desesperado y agitando los brazos.

—¿qué sucede mocoso?.

—Kotarou, no encuentro a Kotarou, fui por unas moras y cuando regrese ya no estaba.- Katsuki tiro el tazón y salió en busca de su hijo.

Estuvieron gritando el nombre de Kotarou por una hora, maldecía en ese momento que el lugar fuera tan grande, pero no podría estar tan lejos.

—Kirishima, iré por el norte, tú sigue buscando aquí,

—Okey hermano.

Katsuki corrió hasta llegar al lado norte del terreno, un campo con árboles de cerezo que daban sombra y dejaban un vista espectacular, hasta que notó que su viejo campo de flores peonías.

Se acercó lentamente hasta que el olor de esas flores llegó a sus papilas gustativas, Peonía. Tan suaves y fresco aroma, cuando llego al bulto que se veía pudo ver a Kotarou dormir tranquilamente, sin quejidos y con una tierna sonrisa como en noches atrás no había visto de nuevo.

Ahora que lo recuerda Izuku huele a Peonías, si, el plato estas flores porque le recordaba a su omega, cuando estos rompieron su relación el aroma de las flores eran el consuelo de el alfa, después solo dejó de llegar y no volvió al campo de flores hasta ahora.

Katsuki tomó un ramo de flores y cargó a Kotarou mientras este abrazaba las flores, así que ¿su bebé extrañaba el aroma de su madre?, un momento...¡El Oso Nemo!, lleva días sin verlo, tal vez por eso Kotarou estaba tan estresado, tenía días sin oler a su madre a través de su oso.

Finalmente Katsuki llevó al pequeño a su cama que ambos compartirían, Kotarou al fin podía dormir tranquilo, y eso relajaba a Katsuki.

(...)
Al día siguiente.

Los niños jugaban como normalmente lo hacían, no sin antes advertir que no se alejaran demasiado, no querían otro susto como el del día anterior.

Que Padre tan Madre. (Katsudeku-omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora