Capítulo 11

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—Lindo. Nunca me habías invitado a tu departamento —Dijo Erik, recorriendo la mirada su habitación.

Cierto. Era poco común que él decidiera llevar a alguien a casa. Era mejor mantener su privacidad. Jin se encogió de hombros, lanzando una mirada desinteresada por el cuarto. No era nada especial. Ni siquiera la había decorado él. Lo único realmente personal era la fotografía de BaekHyun en el velador. Casi había tenido la intención de quitarla antes de que Erik llegará. Pero desistió de la idea. Era una fotografía de su gran amor. El cual ya no estaba. No le estaba siendo infie.l

<<Y tampoco necesitó la aprobación de JungKook>> Cuando Jin había contestado la llamada y había invitado a Erik a ir a su casa. JungKook se limitó a seguir trabajando. No le dijo nada. Tampoco expresó nada cuando Erik llegó. Se limitó a recoger sus cosas y dirigirse a su estudio a continuar trabajando. Frustrado Jin se quitó la corbata sin apuro. Era como si Jin hubiera esperado que JungKook manifestara su desacuerdo. Sin embargo, nada. El hombre fue tan frío e impersonal como siempre. ¿Tan siquiera tenía sangre en las venas?

—Déjame a mí — Dijo Erik con una sonrisa coqueta, empujó sus manos y empezó a desabotonarle la camisa.

Jin dejó que sus ojos recorrieran su cuerpo sobre esa camisa y esos pantalones ajustados, tratando de despertar algún interés por él. Debería estar más que interesado. De verdad quería sexo. Había pasado un tiempo desde que estuvo con alguien y los medicamentos se la habían puesto difícil. Sentía que esa noche lo lograría.

—¿Te estoy aburriendo?— Dijo Erik con un puchero juguetón, rozando los dedos en su entrepierna a través de los pantalones. El chico realmente era sexi. Una sensación incómoda se instaló en la boca de su estómago. Irritado, Jin lo acercó y lo besó con rudeza, haciendo un esfuerzo consciente para enfocarse en la suavidad de sus labios y el olor de su cuerpo. Jin lo empujó sobre la cama y le dijo que se desnudara.

—Siempre has sido un mandón— Le declaró Erik con un guiño, pero hizo lo que le ordenó. Jin se desnudó también. No podía quitarse de encima la sensación de desapego, como si estuviera fuera de su cuerpo, solamente viendo todo suceder. —Ya había olvidado lo sexi que eras. Debería de llamarte más seguido— expresó Erik, arrastrando su mirada por el cuerpo de Jin y persistiendo sobre su polla.

Él apreció puro en su mirada se sentía bien para variar. Aunque últimamente Jin era consciente que no estaba en su mejor momento. Estaba perdiendo mucho peso y masa muscular. Y eso empeoraría a partir de la primera cirugía. Apretando los dientes, Jin se sacudió el pensamiento. Era inútil pensar en ello. No quería pensar en su incierto futuro. Se concentró en Erik. Sus ojos verdes estaban vidriosos por la lujuria.

—Ven aquí, fóllame. No te preocupes, me preparé a mí mismo por si acaso. —Erik abrió las piernas y comenzó a masturbarse. —Vamos—

Jin deseaba que se callara. La voz del chico estaba mal y crispaba sus nervios. Su polla de hecho se ablandó y Jin tuvo que sobarse a sí mismo para endurecerla. Besó a Erik en un intento de volver a encender su excitación. Lo intentó. De verdad que lo hizo. Pero la excitación que había estado sintiendo todo el día. Se desvaneció. Jin rompió el beso, se levantó y le dio la espalda.

—Cambié de opinión, márchate— Sus palabras sonaron cortantes y cargadas de ira, y no lo sorprendió escuchar la maldición de Erik a su espalda. Sin embargo, no le importó. Recuperando sus calzoncillos del piso se dirigió al baño y cerró la puerta. En el baño enroscó su ropa interior en su puño y la arrojó contra el espejo. ¡Maldición! Hasta aquí llegó su intento por aparentar que no estaba enfermo de verdad. Jin estaba realmente jodido.

Soltando un suspiro, Jin entró en la ducha. Debería de dejar de fingir que podía hacer las cosas. La maldita enfermedad le estaba ganando la batalla. Quizás ya era hora de llamar las cosas por su nombre y comenzar a aceptar su nueva realidad. Contratar a JungKook fue el inicio. Su necesidad de ayuda. Pero al mismo tiempo trataba de evitar su realidad. Jin no estaba acostumbrado a negarse nada, sin embargo, ahora tenía las limitantes que su maldito cuerpo marchitándose le estaba dando. Ya no tenía tiempo y era duro darse cuenta de que podría bien morir mañana. Ya no era cuestión de solo tomar lo que quería. Sus circunstancias habían cambiado y era momento de aceptar que estaba perdiendo la batalla. Su problema era mucho más complicado que solo no poder tener sexo. Jin tendría que hacer concesiones y sacrificios que de otro modo no enfrentaría.

Lucha por la vida [KookJin] {Adaptación}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora