Capítulo 3

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Jin sonrió mientras observaba a BaekHyun corretear con los dos cachorros que había adoptado dos días antes. Él no era un hombre de mascotas. Pero por Baek podría aceptar tener a dos terroristas mordiendo los muebles de su casa. Prácticamente, no pudo negarse al ver la sonrisa de Baek al contemplar a los dos animales. Últimamente no sonreía mucho. Tampoco era que tuviera mucha energía últimamente. El médico se lo había advertido. Tenía que estar preparado para enfrentar lo que la enfermedad de Baek conllevaba. Era duro ser el observador. Sin embargo, no podía hacer nada para ayudar. Salvo estar ahí y ser lo que Baek necesitará que fuera.

—La tristeza no le queda a tu hermosa cara. Jin— Jin se sorprendió al contemplar a Baek parado justo delante de él. Cuando previamente había estado en el jardín correteando a los cachorros.

—¿Como…? —

—Tú no eres de los que se rinden, Jin— Dijo Baek interrumpiéndolo. —¿No vas a luchar? —

—¿Luchar? —

—Eres mi guerrero, Jin. No lo olvides—


Jin sintió el cuerpo pesado. Respiró a través del dolor y el mareo. La bilis subió a su garganta. Jin recordaba que momentos antes había estado en la biblioteca…

Después recordaba el dolor…

Recordó el rostro sombrío de JungKook.

Mierda. En otras ocasiones sus crisis habían sido malas. Pero nunca de esta manera. Abrió los ojos. Él estaba en una habitación con paredes todas blancas. La ausencia de dolor le sorprendió después de la tormenta. Siempre podría disfrutar de un poco de paz.

—¿Cómo te sientes? — Jin volvió la cabeza y se encontró a JungKook allí de pie.

—¿Dónde estoy?— JungKook miró a Jin impasible.

—Es una habitación de servicio— Aseguró con voz seria —Antes de desmayarte me suplicaste que nadie se enterara— JungKook se acercó a la mesilla de noche y sirvió un poco de agua en un vaso de cristal —No podía arrastrarte por las escaleras al tercer piso. Las habitaciones de los criados están más cerca. Nadie nos vio— JungKook le ofreció el vaso de agua —Además de que ya limpié el desastre de la biblioteca y te cambié de ropa— Jin hizo una mueca. Se incorporó lentamente para poder sostener el vaso. Se sentía débil. Pero no era tan malo como en otras ocasiones.

—Gracias— Murmuró —Te compensaré por las molestias— Y Jin se dio cuenta de que dijo las palabras equívocas al observar cómo JungKook entrecerraba los ojos.

—No quiero tu dinero— Hubo un largo silencio. Jin casi se rió.

—Entonces solo te daré las gracias— Sí que el hombre era orgulloso. Jin no tenía problemas con ello. Sin embargo, ofrecer una compensación era parte de la forma de ser de Jin. Era un hombre de negocios después de todo. —Al menos que aceptes que te invite a cenar o beber algo— JungKook frunció los labios brevemente

—No creo que sea buena idea beber si estás enfermo—

—Cierto— Jin apartó la sábana. Advirtió el horrible pijama gris que llevaba puesto —¿Esta cosa es tuya?— Sujetó la parte superior del pijama. Estaba deliberadamente evitando el tema de la enfermedad.

—Lo encontré en el almacén de ropa de cama—

—Esto es sin duda una ofensa a la moda y al estilo—

—No sé nada sobre moda—

—Eso no es de extrañar— Jin sonrió —¿Utilizas otro color que no sea negro?—

—¿Qué te sucedió en la biblioteca? — preguntó JungKook. Al parecer el hombre no dejaría pasar el incidente.

—Padezco de migrañas— Jin se levantó lentamente —En cualquier caso, no es algo de que tengas que preocuparte por ahora. Tengo que irme. Tengo trabajo pendiente—

—No creo que eso sea a causa de una simple migraña—

—Ya te dije que es migraña— dijo Jin con cansancio, cerrando los ojos— ¿Estás diciendo que realmente te importa una mierda sobre mí? Estoy conmovido, Kookie— A propósito, utilizó el sobrenombre con el que le llamaban sus hermanos y familia. Aunque al orgulloso JungKook no le gustaba demasiado.

—Tus padres saben lo de… Tus migrañas— Jin dejó escapar un ruido frustrado y abrió los ojos

—¿Por qué eres siempre tan difícil? — Jin lo fulminó con la mirada. —Ya te mencioné que no es nada. Vuelve a tus hojas de cálculo y deja de molestarme—

—Bien. Si eso es lo que quieres— Dijo JungKook secamente.

—Es exactamente lo que quiero. Ahora lárgate de aquí— Para su absoluta mortificación. Su voz se volvió sospechosamente espesa y JungKook miró duramente a Jin. Como que el hombre estuviera tratando de no gritarle. Frunciendo los labios, JungKook se fue, murmurando algo en voz baja. Cuando la puerta se cerró detrás de él, Jin cerró los ojos. ¡Joder! Se le estaba acabando el tiempo. Suerte que el único que presenció su patético estado fuera JungKook y no toda su familia. ¿Contarles a sus padres? Tal vez sería lo mejor. Él no tenía pareja.

Otros podrían afirmar que tenían a un ser querido a un costado que estuviera sosteniéndolos y animándolos. Jin no tenía a nadie. No es que necesitara a nadie. Pesadamente, se dejó caer sobre la estrecha cama. Enterró su cara en la almohada. Olía a polvo. Sus ojos estaban húmedos, hace mucho se convenció de que llorar no servía de nada. Pero no era como si no tuviera ganas de hacerlo. Y, sobre todo. Tenía ganas de gritar. Gritar al cielo. Gritarle a Dios y a todo el universo.





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Esta historia me duele cada vez que la leo, sé lo es estar en el lugar de Jin y es horrible.

Espero les guste está historia porque es muy diferente a los libros de "Amnesia de amor" y "Propósito de amor". Sin embargo es hermosa.

Sin más nos leemos en el siguiente...

Bye, bye ❤️☕📖😘

Lucha por la vida [KookJin] {Adaptación}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora