Capítulo 33

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Algunos días después, Jin estaba organizando lo que haría con su vida en los siguientes meses. Después de una sesión con su terapeuta, había llegado a la conclusión que ahora era un buen momento para reencontrarse primero con él mismo antes de intentar enfrentar al mundo. Amarse y estar en paz consigo mismo era muy buena idea. Ya que día a día tenía que convivir con una enfermedad que podría remitir por completo o no hacerlo. Y lo que era peor que con los años podría volver con más fuerza. Esa era la triste realidad de los pacientes con cáncer. El médico fue muy claro al respecto. El cáncer podría volver a aparecer porque áreas pequeñas de células cancerosas podrían permanecer en el cuerpo después del tratamiento. Con el tiempo, estas células se podrían multiplicar y aumentar de tamaño lo suficiente para producir síntomas o para que las pruebas permitan identificarlas. En resumen, su vida era incierta.

Después de tanto meditarlo, tomó la decisión de que por un tiempo más deseaba seguir aislado del mundo. Viajar sonaba bastante bien. Por lo tanto, estaba organizando todo para hacer una pequeña visita a lugares que siempre deseo conocer. Viajar por el mundo era el sueño de muchos. Algunos no podían hacerlo por cuestiones económicas y Jin nunca lo hizo por no tener el tiempo. Ahora lo tenía así que emprendería una pequeña aventura por unos meses.

Habló con Jackson Wang sobre cómo se manejaría la empresa en los siguientes meses. Evitó tocar con él cualquier tema personal. No le reclamó sobre la información enviada. Jin le dejo muy claro que, de ese momento en adelante, solo hablarían de asuntos relacionados con la empresa. Durante días hizo llamadas y envió correos. Y dejó el correo más importante hasta el final.

Con mucho esfuerzo escribió un largo correo de negocios para Jeon JungKook, en el cual le proponía seguir siendo el administrador de sus negocios y su contabilidad por seis meses más. Era difícil para Jin. Pero era práctico de esa manera, él no tenía tiempo para retomar sus finanzas o buscar a alguien más que lo hiciera. También le dejó claro que sus funciones extras como enfermero, cuidador, etc. Estaban fuera del trato.

Que ni siquiera era necesario verse en persona. Bastaba con que enviara un informe mensual a su correo. Durante todo el día no obtuvo una respuesta. Y eso sin duda era una respuesta negativa.

En más de un momento estuvo tentado a marcarle. Pero se contuvo. La noche cayó y Jin perdió la esperanza de tener una respuesta. La situación era jodida.

<<Que esperabas idiota, después de como terminaron las cosas>>

—Lo que daría yo en este momento por un trago— Dijo Jin en la solitaria sala de estar de la cabaña.

El lugar era acogedor. La chimenea estaba encendía. Pero Jin tenía mucho frío. Sus padres habían insistido en que se quedara con ellos en la casa principal. Pero se había negado. Sintiéndose demasiado viejo como para vivir con sus padres. Su padre lo cuestionó por la repentina ida de JungKook. Jin simplemente se limitó a decirles que era hora que JungKook recuperara su vida. Ya bastante había hecho por él. Su padre se había limitado a asentir con la cabeza, pero no había insistido más.

Jin se quedó mirando las llamas del fuego que avivaban la chimenea, la sensación de su pecho era demasiado para soportar. No le gustaba esa ansiedad que sentía. Excepto que nunca había sido tan bueno mintiéndose a sí mismo. Él sabía lo que era este sentimiento y el conocimiento le hizo sentirse mortificado.

Jin se dejó caer de costado sobre el sofá. Estaba agotado, pero dudaba mucho que pudiera dormir. Él cerró los ojos. Tenía que tomar un vuelo temprano. Tenía que dormir. Tomó mucho tiempo, pero finalmente, sucumbió a su agotamiento emocional y se quedó fuera.

Jin estaba teniendo un sueño muy extraño, pero muy bueno. Demasiado bueno. Soñaba con los labios de JungKook besando su cuello. Que su barba de varios días raspaba su piel. Los labios de JungKook eran amables. Casi reverentes. Se arrastraron hasta el cuello de Jin a su oreja y mordió gentilmente. Los ojos de Jin se abrieron. No estaba soñando. Podía sentir el cálido aliento de JungKook en su oreja. Podría olerlo. Temblando, trató de distinguir el rostro de JungKook. La estancia estaba oscura, las llamas de la chimenea se habían extinguido y la luz de la lámpara de la mesilla de la esquina, apenas y alumbraba lo suficiente. Pero sin duda era él.

Lucha por la vida [KookJin] {Adaptación}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora