Lucha por la vida [KookJin] {Adaptación}

Capítulo 23

La frase de “No existe mujer fea, sino marido pobre” Llegó a la mente de Jin. Contemplándose al espejo se dio cuenta de que el maquillaje ganaba por mucho al que inventó la bomba nuclear. Era sorprendente. En manos de un profesional, el maquillaje ayudaba a que te vieras sumamente bien o sumamente mal. Gracias al maquillador profesional que JungKook había contratado. Jin ahora era un zombi digno de las películas de Hollywood. Ya era un zombi antes del maquillaje, pero ahora nadie podría distinguir en verdad que estaba enfermo. Y fue raro contemplarse a sí mismo con cabello nuevamente.

Mientras se tomaba su medicación, miró la hora en su reloj, era difícil acostumbrarse al cambio de horario. O al aire contaminado de la ciudad. Pero había vivido en Nueva York toda su vida. Ahora estaba de regreso, aunque admitía que extrañaba la tranquilidad de Irlanda. Terminó de prepararse y salió de la habitación. Encontró a otro zombi en la sala de estar. Al parecer parecía muy ocupado tecleando en su teléfono. No era una escena extraña. En estos tres días tener la mirada pegada al teléfono y evitar a Jin era el trabajo favorito de JungKook. Él apartó la mirada de su móvil un segundo cuando lo escuchó entrar. Se quedó quieto, mirando a Jin con una expresión extraña en su rostro.

—¿Qué?— Dijo Jin. JungKook negó con la cabeza

—La maquillista hizo un buen trabajo— Dijo JungKook con calma —Nadie notará tu verdadera condición, ni siquiera la pérdida de peso es muy visible—

—Es gracias a la ropa holgada— dijo Jin, riendo un poco. Las tiras de tela suelta del exterior realmente ocultaban una gran cantidad de ropa que Jin estaba utilizando. Tenía frío. La ciudad de Nueva York era fría en esta época del año. Pero el frío que Jin sentía no era precisamente por el clima. JungKook asintió con la cabeza y regresó la mirada a su móvil. Al tiempo que informaba que ya era hora de marcharse. Sí. De ahí era el frío que sentía. En los últimos días, Jin había sentido que estaba tratando con un enorme iceberg. Después de “esa mañana” donde Jin había cometido la mayor equivocación de su vida. En verdad se había preparado para viajar a la gran ciudad solo. Pero JungKook estaba ahí. Sin tocar el tema, sin discusiones y sin alegatos. JungKook seguía trabajando como si nada.

Mientras salían del edificio, Jin ignoró las miradas curiosas que los seguían a todas partes, obligándose a relajarse. Después de la soledad de las montañas de Irlanda, todavía estaba luchando por adaptarse a tener tanta gente mirándolo todo el tiempo. Una mirada de reojo a JungKook confirmó que estar de regreso en la gran ciudad, tampoco le agradaba. Había tanta tensión en la forma en que JungKook se comportaba que parecía que iba a estallar en cualquier momento.

En el auto, el silencio entre ellos se prolongó. Con cada kilómetro que el auto avanzaba, Jin presentía que la distancia entre ellos aumentaba. ¡Maldita sea!

—¿Por qué no renunciaste?— preguntó Jin sin mucho calor en su voz. Se giró para mirar a JungKook, pero él, en cambio, miraba hacia la calle abarrotada de tráfico.

—Aún no finaliza mi contrato y antes de que digas nada. No estoy siendo condescendiente. ¿Crees que es fácil para mí?— Dijo JungKook. Jin le lanzó una mirada amarga, frunciendo los labios carnosos. JungKook fijó su mirada en la carretera.

—En lo que a mí concierne el contrato puede irse a la mierda— dijo Jin. —Yo no necesito tu lástima, no te demandaré por irte.—

—Yo también me siento incómodo con esta situación— JungKook respiró profundamente —Pero por el momento no puedo renunciar—

—¿Por qué?— Jin enarcó una ceja.

—Porque un ser humano no solo trabaja por gusto, tengo obligaciones ¿Sabes? Y el proyecto de vida que trace trabajando contigo vence en el plazo de un año— JungKook dijo, su voz llena de desconcierto y miseria.