Irlanda, meses después...
Kim Maire Kathleen nació el 9 de agosto en Nueva York, a las quince cuarenta y siete. Pesó tres kilos y cien gramos, y midió cuarenta y nueve centímetros de largo. Vino al mundo con un llanto saludable y algunos hermosos rojizos rizos en su perfecta cabeza.
Jin pensaba que su hermoso ángel era una hermosa y pequeña niña que los eligió para que cuidaran de ella. Como padre, la ayudaría a crecer y la amaría incondicionalmente. Jin jamás pensó que podría amar a alguien a primera vista. Lo había hecho cuando tuvo por primera vez a su niña en brazos. Jin había llorado de felicidad y alegría cuando pusieron a Maire en sus brazos por primera vez. No pudo apartar los ojos de ella. No se había cansado de contemplarla. Había estado tan preocupado mientras esperaban a que ella naciera que cuando la pudo sostener, Jin no había podido dejar de revisarla para comprobar que todo estuviera bien. La verificó desde los pies a la cabeza. Contó cada dedo de sus pequeñitas manitas y pies. La estudió por horas. Su nariz, ojos, sus labios capullo de rosa y sus mejillas de querubín eran hermosamente cautivadoras.
Cuando nació, Jin pudo verla primero que JungKook, porque al ser el padre biológico fue al único que permitieron en el quirófano. Después de todo lo vivido, odiaba los hospitales, pero saber que estaba ahí para recibir a su hija le dio el valor necesario para enfrentarse al infierno de una habitación quirúrgica. JungKook pudo conocer a la niña en los cuneros. Y por primera vez desde que lo conocía, Jin vio lágrimas en los ojos de JungKook.
Ahora mismo Jin estaba tumbado de costado, perfectamente inmóvil, empapándose de la vista de su bello hombre sentado sobre la cama. La luz de primera hora de la mañana se colaba por los resquicios de las cortinas, eso le permitía tener una mejor vista de la expresión de adoración en el rostro del tranquilo e inalterable JungKook. Su ex mayordomo y ahora querido amante todavía no se había dado cuenta de que estaba despierto porque estaba ocupado dándole de comer a Maire.
Era sorprendente ver al hombre, al áspero e imperturbable como le sonría y le susurraba suaves palabras de amor a la niña mientras le acariciaba su mejilla suave y regordeta. Era un lado tierno de JungKook que solo mostraba con la niña y con Jin de vez en cuando. Presenciar estas escenas con Maire era conmovedor como el infierno. Jin debió de haber hecho algún sonido porque JungKook desvió la vista hacía él. Al contemplarlo despierto, la sonrisa de JungKook se transformó en ceño fruncido.
—Buenos días, señor Kim. ¿Disfrutando de la vista? —Levantó una ceja, divertido.
—Mucho, señor Jeon— Jin se incorporó en su codo y posó un beso en los labios de JungKook, antes de inclinarse y darle un besito en la cabecita a su hija. Cerró los ojos e inhaló profundamente. Después de JungKook la fragancia de su hija era su cosa favorita del mundo.
—Qué bien huele—
—Porque le he cambiado el pañal hace diez minutos— Contestó JungKook secamente. Jin sonrió.
—¡Lo que me he ahorrado!— Murmuró divertido. JungKook sonrió, pero también puso los ojos en blanco. Maire ni caso les estaba haciendo, estaba intentando mantener los ojos abiertos, pero en unos minutos sucumbiría al sueño.
—¿Se ha despertado esta noche?—
—No desde que le di el biberón a las doce— Afirmó JungKook acariciándole la mejilla a Maire.
Jin lamentaba estarle dejando todo el trabajo a JungKook esa semana. Pero al ser un paciente con peligro de una posible recurrencia del cáncer, los médicos le aconsejaron hacerse algunas pruebas, ya que últimamente había tenido unas jaquecas algo fuertes. Esa semana le habían realizado varias radiografías de tórax, tomografías computarizadas (CT), tomografías por emisión de positrones (PET), imágenes por resonancias magnéticas (MRI), gammagrafía ósea y una biopsia. Todo un cóctel de estudios. Y hasta el momento todo estaba bien. Según el diagnóstico del médico, su padecimiento solo era migraña. Y los analgésicos que le habían recetado le producían mucho sueño. Por esa razón JungKook estaba haciéndose cargo de la niña por las noches. Y a pesar de lo asustado que estaba por el diagnóstico, era la razón de que cada mañana agradecía al ser celestial en el que ahora creía más que nunca, por lo afortunado que era en ese momento.
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Lucha por la vida [KookJin] {Adaptación}
RomanceTERCER LIBRO DE "AMNESIA DE AMOR" Y "PROPÓSITO DE AMOR" ¿Qué haces cuando te dan la peor noticia de tu vida? ¿Cuándo solo te queda correr contra reloj? ¿Te das por vencido o te arriesgas y luchas por la vida? • Sinópsis dentro de la historia. • Kook...