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Después de aquella plática que Arthit tuvo con Wirat, Rune se encargó de confirmarles el día: el sábado de semana siguiente era el encuentro en casa de la pareja más joven y Arthit se había encargado de hacer varios platillos para ese día.

En cuanto a Kong, él se encargó de la decoración del jardín y también fue a comprar galletas y un pastel para compartir. Estaba muy emocionado por volver a convivir con sus mayores y también con los hijos de estos, a él le encantaban los niños.

—Subiré un momento con mamá gata y ya bajo, ¿sí, amor? —le dijo, abrazándolo por la espalda un momento.

—De acuerdo. Revisa si tiene agua y podrías cambiarle los juguetes. También deberías cambiar las cobijas que le dejaste —le dijo casi como dándole una lista de quehaceres mientras decoraba los platos con un poco de cebolla.

—Eso haré —besó su mejilla con mucho cariño, una y otra vez antes de comenzar a apartarse. —Por cierto, la comida se ve deliciosa. Eres el mejor cocinero, ¡te amo! —atacó su cuello con muchos besos más, juguetones y risueños.

—Eyy, ya basta... Ahora no... —reía por las sensaciones de los labios de Kong en su cuello. —Amor... Jajaja... Suficiente... Suficiente —trataba de no moverse para evitar tirar los platos.

Kong se detuvo sólo después de un par de besos más, riendo. Sonrió mucho al ver las mejillas sonrojadas de su amado.

—Ya regreso —le lanzó otro besito más seguido de un guiño y entonces se alejó para subir por las escaleras.

Arthit asintió con una sonrisa que mostraba sus hoyuelos. Estaba ansioso y muy feliz de esa reunión, pues su pequeño hogar se llenaría de vida aún más.

En otro lado de la ciudad, el apartamento de la otra pareja estaba lleno de movimiento y vocecitas emocionadas mientras Rune terminaba de vestir a la más pequeña de la familia. Le colocaba a Madee un adorable vestidito rosa a la vez que escuchaba a Veera hablar con Wirat y a Lawan rebuscar por su recámara en busca de su capa de superhéroe que complementaba su atuendo.

—Entonces puedo agarrar a su gato aunque sea un poquito? —Veera le pregunto entre brincos a su padre Wirat.

—Sólo si Nong Arthit y Nong Kongpob quieren...

El mayor estaba metiendo algunas cosas de emergencia en una pequeña maleta como algunos cambios de ropa, un par de juguetes, toallitas húmedas y talco.

—¡Lawaaaaaaan! —Veera se dio la vuelta para alejarse corriendo de Wirat e ir a buscar su hermana. —¡Papá Wirat dijo que podemos agarrar al gato! —se escuchó por el apartamento junto a sus pasos.

—¿Gato miau? —murmuró Madee a su papá Rune que terminaba ya de hacer el moño con el listón de su falda.

—Sí, nena. Nuestros amigos tienen un gato en casa —le tocó la carita en un gesto dulce, luego le dio una bolsita con ligas y moños acompañados de un cepillo. —Ve con papá Wirat para que termine de peinarte. Enseguida voy con ustedes —besó su frente y la encaminó fuera de la recámara, girándose hacia Lawan y Veera que ahora cuchicheaban entre ellos. —¿Ustedes qué traman? —les interrogó juguetonamente. —Lawan, ¿ya encontraste la capa? Veera, ayuda a tu hermana, por favor. Debemos irnos en 15 minutos o llegaremos tarde...

—¡Puedes usar una de las mías! —Veera tomó a su hermana de la mano y la llevó a su recámara para que eligiera alguna.

Wirat estaba cerrando la mochila y la colocó a un lado de las otras cosas que llevarían. Vio a Madee acercarse con él y le daba las cosas que llevaba. Él la tomó en brazos y la sentó en sus piernas para peinarla.

VIII. Escala Danjon - A.M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora