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Ese buen ambiente duró hasta el día sábado, las discusiones se terminaron y los mimos volvieron. Como ya era usual, Kong acompañó a su esposo a la parada donde entre besos se despidieron.

-Que te vaya bien en el trabajo -le dijo Arthit antes de subir al autobús.

-A ti también. Te amo -respondió con una sonrisita llena de cariño, disfrazando la abrumadora sensación en su estómago.

Como lo había prometido días atrás, ese sábado por la tarde al llegar del trabajo (su último día en la empresa de su padre), Kong le contaría a Arthit lo que le había estado molestando por meses. Estaba muy nervioso por ello, más que nada por la reacción de su esposo al enterarse de todo, tanto por haberse quedado sin trabajo como por no decírselo antes.

Más tarde, cuando Kong llegó a su lugar después de guardar sus cosas, un muy animado Lime lo esperaba en su silla.

-Pero si ya llegó nuestro futuro presidente... Creo... En su último día de trabajo. Es una pena... porque ya no tendré con quién divertirme -le miró con una gran sonrisa.

-Buenos días para ti también, Khun -le regresó la mirada, sonriendo también, pero él por razones diferentes. Suspiró bajito, viendo los papeles en su lugar para ver qué tanto trabajo le esperaba en su última jornada.

-Te veo muy feliz, nong... ¿Acaso... tuviste una buena noche con tu... esposo? -Lime se atrevió a hacer una seña obscena con sus manos.

Kong alzó una ceja y esbozó una sonrisa divertida. Bufó, soltando una risita.

-¿Envidia? -le dijo muy bajo, sólo para que Lime escuchara. No había sido así; en realidad él y Arthit no tenían relaciones desde hace un par de semanas, pero en su último día ahí, Kong no se iba a perder la oportunidad de molestar un poco al hombre.

-Qué asco... Yo nunca... -Lime le miró con mala cara y se levantó del lugar. -Hoy tendrás que ir a la bodega, hay inventario nuevo y te encargarás todo el día de eso... -Le tiró el portapapeles en la mesa y volvió a su lugar.

Sin dejar de sonreír divertido, Kong tomó los documentos y se levantó para ponerse a ello. Pasó detrás del lugar de su mayor en su camino hacia afuera, aprovechando para susurrarle otro comentario más.

-Entonces ahora sé por qué te dejó tu esposa -no sabía de dónde había sacado el atrevimiento para responderle así a Lime, pero de todos modos se fue de la oficina con una sonrisa triunfante.

Lime iba a responderle, pero su jefe entró en ese momento y tuvo que fingir una sonrisa y empezar con su trabajo, pero ya encontraría la forma de vengarse por esas palabras de Kong...

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Durante el siguiente par de horas, Kong estuvo en uno de los almacenes de la empresa haciendo lo que se le había encargado. Trabajaba tranquilo, pero a buen ritmo. Aunque fuera su último día ahí, él haría su trabajo apropiadamente.

Bum entró no mucho después para ver cómo iba y también para darle algunas palabras por ser su último día de trabajo.

-De verdad... Lamento mucho no haber hecho mucho más. Eres un gran compañero de trabajo y espero que sí puedas llegar a la presidencia... -le decía con la mirada baja.

Kong sacó la vista de su tabla para mirar a su compañero que estaba de pie a su lado. Le sonrió, sincero.

-Descuida, P'Bum. No era tu responsabilidad hacer algo... -pausó un momento para girarse hacia su mayor y así hablarle mejor. -Tú también eres un gran compañero. Espero poder encontrarte de nuevo dentro de algunos años.

-Eso espero -le sonrió animado. -De verdad me gusta trabajar aquí... Quizá por algunas excepciones... -empezó a caminar cerca de Kong y se colocó al frente.

VIII. Escala Danjon - A.M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora