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Las maletas para su escapada de ese próximo fin de semana estuvieron listas en la cajuela del auto desde el jueves por la noche. El viernes por la tarde al salir del trabajo, irían a dejar a Buddy con June y Milk para solamente darse un baño rápido antes de partir a la playa donde pasarían hasta el domingo por la tarde.

Kong estaba muy entusiasmado por pasar esos días solo con su esposo y lo demostró desde incluso antes de salir de su trabajo aquel viernes. Ese día, ni siquiera los comentarios mezquinos de Lime le bajaron los ánimos.

—¡Nos vemos el lunes! —se despidió de muy buen humor cuando tomó sus cosas para salir de la oficina a paso apresurado. No podía esperar a encontrarse con Arthit.

Por otro lado, un Arthit nervioso le presentaba a su jefe el trabajo al cual avanzó para tener el sábado libre.

—Eso sería todo para mañana. Puede revisarlo si gusta, yo... creo que podría esperar si hay algo que cambiar.

—No te preocupes, Arthit. Confío en que has hecho un gran trabajo —el jefe le sonrió y con un asentimiento de cabeza le indicó que podía retirarse. —Ten un buen fin de semana con Kongpob y nos vemos el lunes...

Con un sonrojo en sus mejillas, Arthit agradeció y salió de la oficina. Se despidió de dos de sus compañeros que aún quedaban y con emoción llegó al estacionamiento para esperar a su esposo.

Pero Kong ya estaba ahí. Había llegado momentos atrás, luego de pasarse a un puesto de bebidas para comprarse un té helado y una leche rosa a Arthit. Estaba revisando unas cosas en su teléfono cuando se sobresaltó por unos golpecitos en la ventana del lado del copiloto.

El mayor sonrió al ver la expresión de asombro. Le sonrió al verle, pero su expresión se hizo más grande al ver ese vaso rosa.

—¡Mi sol! —pronunció Kong, sonriendo mucho. Le saludó con una mano y enseguida desbloqueó la puerta para permitirle entrar al auto. —¿Qué tal tu día?

—Mejor ahora que ya salí de trabajar —respondió antes de acercarse a recibir su beso de bienvenida. Le emocionaba mucho ese viaje, habían conseguido un hospedaje muy bonito, con vistas al mar y un jacuzzi en la habitación.

—Ooii... y mejor ahora que... —tomó el vaso de leche rosa que trajo para él y se lo mostró con una sonrisa traviesa— que traje esto para ti... ¿cierto?

—Y esto —le volvió a dar otro besito en los labios. —Gracias —tomó el vaso y se colocó bien en el asiento. —¡Estoy listo! Vamos, vamos.

Por suerte, el tráfico a esa hora no era tan pesado y no tardaron mucho en llegar a casa, en donde ambos saludaron a Buddy al llegar con algunos mimos y besitos. Dejaron al minino en el piso antes de subir a la planta alta y tomar su ropa para entrar a bañarse entre muchos juegos.

—Es que creo que no podré aguantar hasta llegar allá... —le tomaba de la mano mientras le llevaba al baño y ahí acorralarle contra una pared. —Necesito al menos un pequeño adelanto...

Los ojos de Arthit se agrandaron por la sorpresa.

—¿Ah? ¿D-De qué estás hablando?... —él pensaba que ese fin de semana era más para descansar.

—Ambos sabemos que descansar incluye nuestros momentos de intimidad... —cerró un poco más el espacio entre sus rostros, chocando sus narices y listo para un beso.

Una sonrisita tímida salió de los labios de Arthit.

—Ya... Bueno, supongo que sí —la timidez de Arthit salió en ese momento, pues hacía tanto tiempo que no lo tenía de esa forma.

—Seré breve, amor —susurró, tomándole por ambas mejillas para abultar sus labios graciosamente y besarlos una y otra vez. Rio bajito al sentir su timidez. —Había olvidado lo lindo que eres...

VIII. Escala Danjon - A.M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora