Temporada 4. Ch 3. Esto no son las tierras de Eel

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-Llevamos dos días volando y estoy cansado de ver este estúpido océano

-Tranquilo Shokka, llegaremos en unas cuatro horas, ya habrá anochecido para entonces- dijo Caliban

- ¿Y qué tiene que haya anochecido?

-Pues que hoy hay luna nueva, no habrá luz, así que ya no tendrás que ver el estúpido océano- contestó Jennifer

-Ja- ja-ja. Solo espero no pasar más tiempo ahí del necesario, escuché que ahí solo hay criminales y gente sin escrúpulos, está lleno de bandidos y tristes intentos de estafadores que se creen los más inteligentes

-No te confíes, seguro que tienen sus mañas, han logrado mantener a la guardia fuera de sus asuntos internos- dijo Nick

-Solo son un montón de maleantes que ni siquiera han conseguido que sus calles, cito a Valarian, no huelan a mierda. Mucho menos podrían organizarse para repeler a la guardia

-No creo que sea necesaria una organización, viven en una potente anarquía, tan grande que es casi imposible llegar a poner orden, la ironía del caos, su falta de orden les protege- dijo Caliban

Los hermanos divisaron la isla de la bahía de Olwen, justo en medio del mar, y unas cuantas farolas que alumbraban los puertos. Descendieron en una playa solitaria sin pasar cerca de los lugares alumbrados, era una noche muy oscura, y estaba tan nublado que las estrellas no se veían, era la oscuridad total.

-Tanto tiempo paseando por esos iluminados pasillos de la guardia me ha debilitado la visión nocturna- dijo Caliban

-En un rato te volverás a acostumbrar. Ahora chicos, sus armas

Shokka dio la orden, el viejo líder de las misiones de espionaje resurgió y tomó el control, nadie puso objeción, era su rutina en la tierra, se sentían como en los viejos tiempos cuando hacían misiones y se divertían fuera de la base, lejos de la mirada de su padre. Se colocaron los audífonos y escondieron sus pistolas bajo sus capas, y una que otra daga también. Caliban tomó los objetos humanos de la bodega del CG y se fue directo en la búsqueda de algún mercado, Nickolas tomó otro rumbo, pero para la misma dirección del mercado negro, y Jennifer y Shokka se fueron hacia el pequeño poblado, que más bien era un montón de posadas y bares llenos de Faerys tirados en el lodo de lo ebrios que estaban.

Nickolas

Este lugar es asqueroso, he llegado al mercado y todo está lleno de estafadores, ya me han ofrecido montones de botellas de ambrosia a bajos costos, pero sé que están adulteradas o son falsas, Caliban se volvería loco si viera esto, atesora demasiado la botella que Koori le regaló en San Valentín. En este mercado venden todo tipo de posiones sin control, Huang Chu me dijo que para ser proveedor o vendedor de productos alquímicos debes tener un permiso del gobierno de la zona en la que te encuentres y un certificado de seguridad, pero aquí ni siquiera hay gobierno, pueden vender lo que sea sin regulación, ya me ofrecieron venenos y pergaminos con maldiciones, esto es peligroso, cualquier malintencionado puede venir aquí sin problema a surtirse y causar problemas en alguna parte de Eldarya, esto es repugnante en términos de la guardia.

Jennifer

Shokka y yo hemos estado fingiendo ser la pareja de recién casados que huye, así que lo lógico sería buscar una posada. Hemos seguido nuestros instintos para saber cuál es la mejor para escoger, y por la mejor me refiero a la que pueda proporcionarnos las pistas que queremos.

Hemos divisado una al final de la calle, parece ser la menos atractiva, ni siquiera tiene las luces prendidas, pareciera que está cerrada, pero no lo estaba, hay alguien ahí atendiendo, y mis instintos me dicen que vaya hacia allá.

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