Temporada 1. Ch 1. Eres un monstruo

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Ella gritaba a mas no poder, sus pulmones le ardían, al igual que la garganta, le gritaba con todas sus fuerzas, pero no la escuchaban, estaban ya bastante lejos de la orilla y las olas del mar cubrían su voz. Lance la sujetaba de la barbilla con una mano, y con la otra los brazos por detrás de la espalda, obligándola a observar aquel aterrador escenario.

Jennifer

Ezarel y yo siempre fuimos buenos amigos, nunca pasó nada entre nosotros, siempre buscaba la forma de molestarme o hacerme alguna broma, al principio lo consideré molesto, ya que estaba tratando de adaptarme a un mundo nuevo, y sus comentarios no me ayudaban mucho, pero con el tiempo nos volvimos cercanos hasta el punto de convertirnos en confidentes, él me contaba sus cosas personales y yo las mías, él tenía una relación puramente física con Ewelein, pero a veces era un verdadero patán con ella, yo intentaba hacer que no siempre fuera tan distante con la pobre, pero siempre me dijo que él había marcado un límite entre lo físico y lo sentimental con ella, pobrecilla, me sentía mal por mi amiga. Nunca se me pasó por la cabeza la idea de intentar algo con él, ya que yo veía en Ezarel a alguien más; a Victor. Él era mi mejor amigo en la tierra, siempre estuvo ahí para mí, siempre me hizo reír, siempre me acompaño a donde fuera, poco antes de quedar varada en Eldarya me enteré de que él siempre estuvo enamorado de mí, pero yo siempre lo etiqueté como mi mejor amigo, sin darme cuenta lo rechacé por años, lo lastimé sin querer, ahora lo extrañaba demasiado. Ezarel se parecía a Victor en muchas cosas, al principio no lo noté porque él era malo conmigo, pero cuando nos hicimos amigos me percaté de que parecía su alterego de otra dimensión, rápidamente le tomé cariño.

La escena que veía ante mis ojos era simplemente desgarradora, cuando lo conocí, jamás hubiera creído que nadaría para intentar salvarme del secuestro de Ashkore, ahora Lance. En ese momento solo podía observar esas horribles criaturas nadar a toda velocidad hacia él, con esos afilados dientes que sobresalían de sus bocas que simplemente no podían cerrarla sin desgarrar su propia carne, con garras tan filosas y largas que uno creería que con solo tocarlas me cortarían toda la piel de un tajo.

- ¡EZAREL, VETE, NO TE ACERQUES, ALEJATE!

-Él no te escucha niña, acepta su destino- dijo Lance con una macabra sonrisa en su rostro.

- ¡Eres un monstruo, mataras a Ezarel!

Intenté jalonearme para soltarme de su agarre, pero solo logré que me sujetara con más fuerzas, sus manos me apretaban tanto mis brazos que sentía que ya no circularía la sangre.

-Te duele, ¿no es así?, deja de jalonearte y míralo, mira cómo será devorado por esas criaturas en un triste intento por salvarte- acto seguido me volteó la cabeza para seguir mirando la escena.

Yo realmente no quería ver esto, Ezarel iba a morir, era inevitable, solo un milagro podría salvarlo, y yo no creía en milagros. Mi instinto fue cerrar mis ojos lo más fuerte posible, pero era imposible porque me escurrían grandes lagrimas a través de estos.

-Tus lloriqueos de niña pequeña me están cansando.

De repente sentí que me faltaba la respiración, todo estaba pasando demasiado rápido, no sabía si me faltaba el aire de tanto llorar o si era la mano de Lance, ahora en mi cuello, apretando hasta que cerré mis ojos.





Jennifer despertó en una habitación iluminada únicamente por una pequeña lampara que emitia una luz naranja bastante tenue, solo provocaba que la sombra de los objetos se volviese más grandes. No tardó mucho en acostumbrar su vista a esa simple luz, rápidamente su mente hizo click y recordó lo que estaba sucediendo, Lance la secuestró intentando escapar de prisión y había enviado a sirenas deformes a matar a Ezarel; su mejor amigo en Eldarya. Alguna vez perdió a su mejor amigo en la tierra, cuando bebió la pocion del olvido que Nevra le dio cuando la besó, y ahora había perdido a Ezarel. Sintió una fuerte acidez en su boca y un nudo en su garganta, las lágrimas no tardaron en hacerse presentes, pero ella no quería llorar tan fuerte, no quería que la escucharan, sentía que estaba sola, y ahora realmente quería estarlo. Se arrinconó contra la esquina de la pared y lloraba en silencio, deseando jamás haberse acercado a la jaula de Lance.

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