4. "Me amarás después de esto"

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Summer
Desperté, y no solo mi casa estaba hecha un desastre, sino también mi cama, porque no solo contenía mi cuerpo cálido en ella, si no la de un cuerpo masculino muy bien trabajado a lado.

-Ian...- dije en voz baja, para no despertarlo de golpe. Al menos no soy tan mala como parezco.- Ian..- dije nuevamente, moviéndolo con suavidad. De no notar su respiración, podría jurar que se encontraba sin vida.- ¡Ian despierta!- exclamé por fin en voz alto, algo desesperada.

El abrió con rapidez sus ojos, y giro su cabeza de lado, la cual se encontraba hacia abajo y abrió poco a poco sus ojos color miel. Al verme algo despeinada y confundida por lo que me perdí del final de mi fiesta, él sólo sonrió y metió sus brazos por debajo de la almohada.

-Luces genial... Jamás creí que fuera increíble despertar a tu lado.

-Claro...- dije rascando mi cabeza, algo fastidiada.- Ian... Me encantaría seguir conversando y pasar un grandioso día de resaca... Pero tengo cosas que hacer y debo pedirte que después del desayuno te vayas a casa.

Se que soy una maldita hablando de esa manera, tomando en cuenta que el solo intenta ser dulce, a demás de que todos los huesos de su musculoso cuerpo, mueren por mí. En un intento de alivianar la situación, y no se sintiera rechazado, me incliné a besarle con suavidad los labios, para después enderezarme, sonreírle y dirigirme al baño para arreglar el bello desastre que era. Al salir, él ya tenía nuevamente su ropa puesta y acomodaba un poco su cabello, con un poco de gel, de un tarro que tenía sobre mi tocador.

-No quiero presionarte, así que.... será mejor que desayune en casa.- dijo con cierta nostalgia, la cual intenté ignorar.

-De acuerdo. Te acompaño a la puerta.- dije lo más dulce que pude.

Al bajar, él nuevamente hizo un intento por abrirse paso a mi amor, besando mis labios. Yo sólo sonreí tras separarse, y mantuve abierta la puerta abierta para que terminara de despedirse y salir por el camino de piedras para tomar su auto. Cerré y me quedé recargada durante algunos segundos, viendo el desastre que comenzaban a limpiar las chicas de la limpieza. Entonces tocaron a la puerta.

-¿Qué se te olvidó?, podría jurar que me besaste antes de irte.-dije algo divertida, al tiempo que abría la puerta.

-Bueno... Creo que no pasó eso...quería saber si estabas bien...¿no te lastimaste? ¿Llamaste al seguro?- dijo Alexander confundiéndome un poco.

-¿De qué me estás hablando?- pregunté con el ceño fruncido.

-De que chocaste tu auto...- dijo, al tiempo que mis ojos se salían de órbita y salía corriendo por la puerta, empujándolo contra la puerta abierta.

Esto no puede estar pasando. Mi auto recién regalado, se encontraba estampado en uno de los manzanos del camino de mi casa. Me van a matar mis padres cuando vean el desastre que acabo de causar. Ahora si... Jamás me van a regalar algo como eso nuevamente. Me quedé helada viendo mi acto de irresponsabilidad, mientras movía la cabeza de un lado a otro, intentando pensar que lo que veía, era una simple alucinación, provocada por la resaca.

-Sé lo que piensas... Y no, no estás soñando. Creí que era algo reciente.

-Ni siquiera recuerdo la otra mitad de la fiesta.... Sólo que estaba en el garaje con Ian e íbamos a...- decía, hasta ser interrumpida de golpe por Alex.

-No, no quiero esa clase de detalles. Pero al parecer, estabas bastante ebria como para poder recordar algo.-dijo de cierta forma; Molesto.

-No puedo llamar al seguro. No cubrirá nada, si toman en cuenta mi estado.

-Eso hubieras pensando antes... ¿No lo crees?

-¿Vas a dejar de regañarme sutilmente?-dije cruzándome de brazos, viéndolo algo irritada.

-No te estoy regañando, pero no te creía tan irresponsable..

-Vaya... ¿Ahora tú vienes a hablarme de eso?, no me parece algo justo, tomando en cuenta que te sacan de clase por dormirte en ella.

Ambos sonreímos. Solté un suspiro desesperado, analizando aún la situación, esperando que del cielo cayera alguna idea absurda para ocultar mis estúpideces. Entonces vi, como se iluminaba la mirada de Alex, y podría jurar que no era por mí.

-Dime que es una idea.- dije apretando mis labios con desesperación.

-Me amarás después de esto.- dijo sintiéndose satisfecho consigo mismo.

-Te amaré, si te das prisa y me dices que se te ha ocurrido.

-Esconderlo.-dijo encogiéndose de hombros, a lo que yo solté una carcajada.

-¿Dónde?¿En tu casa?- pregunté sin poder parar de reír.

-Vamos Summer... Creí que para este momento, ya sabrías el plan completo.

-Ahora me siento ofendida.- dije parando de reír. Ahora era él quien reía.

-Hablo de esconderlo en algún lugar lejos de aquí... Reportarlo como robado, y esto nunca será culpa tuya.- dijo cruzado de brazos, con cierto aire de superioridad.

-¡Ahora mismo te besaría!... ¡Eres brillante!- exclamé dando brincos de alivio.

-Prefiero otra clase de recompensa.

-Depende si me motivas lo suficiente.- dije con cierta seriedad, mientras él abría los ojos más de lo que debía.- Estoy bromeando Alexander... ¿Qué tienes en mente?

-Hablaba de ir a tomar algo... Como gente normal.- dijo haciendo ciertos ademanes con las manos.-Pero primero debemos encargarnos del auto.

Este chico realmente me agrada. Es inteligente y tiene toda la pinta de ser ese amigo que hace tiempo no tengo. Ese que te ayuda a ocultar tus crímenes, te apoya y alienta en todo. Creo que ahora estaré agradecida con él siempre, después de salvarme el trasero con los estrictos de mis padres.

Finalmente escondimos el auto, encargándonos de que nadie se fijara en que nosotros lo llevamos hasta allí, al igual de borrar alguna huella al subirnos, fijarnos que nada se hubiese caído dentro, entre algunas otras cosas, que aparte de hacerme sentir como delincuente, me hacían sentir como agente secreto.

Alexander
Podrá ser un desastre en ciertas ocaciones esta chica, pero de cierta forma, es como si tuviera algo que me gusta mucho. Y no hablo de gustarme en el sentido de atracción, sino que me gusta la forma en la que se desenvuelve y la seguridad que demuestra al llevar cada movimiento. Es divertida y demasiado inteligente. A mi parecer, es lo suficientemente buena como para ser la primera chica, que se gane mi amistad, y no mis hormonas alteradas al verla.

Y esta fue la verdadera y primera razón, para que esta mujer, comenzara a robarse mi corazón, de la manera en que lo quieran ver, mi cariño, amor y el motivo para quererla. El primer paso para quererla: formar realmente por primera vez, parte de su vida.

Inexplicable Donde viven las historias. Descúbrelo ahora