7. "Tenemos una cita"

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Alexander

Obtuve mi última nota, y como todos los parciales, mis calificaciones eran perfectas. Corrí dándole golpecillos a cualquier amigo que me encontraba en el camino, mientras hacía todo por encontrar en el mar de gente a Summer.

-¡Summer!- exclamé al verla caminando con el par de rubias huecas con las que solía estar. Ella sonrió al verme, y ambos comenzamos a correr hacia el otro. <<Sí, aunque suene cursi y de película>>.

-Pareces demasiado feliz.- dijo ella, mientras la alzaba en el aire.

-Obtuve mi última calificación y...- comencé a decir, pero ella me interrumpió. Enseguida la bajé.

-No es necesario que lo digas... ¡Felicidades!- dijo sin dejar de sonreír, y me acercó a ella para abrazarme.

Seguía sin comprender, como en cuestión de unas semanas, ella y yo, nos habíamos convertido en los mejores amigos. Incluso yo comenzaba a ignorar a Dylan y al resto de los chicos, por pasar el rato con ella, aunque fuera hablando de cosas sin sentido, o simplemente estar sentado a su lado mandando mensajes o leyendo un libro.

-Invito yo.- dijo sin dejar de verme.

-¿Qué?- pregunte algo confundido.

-No me has estado escuchando...- respondió divertida.- Hablaba de salir a festejar.. Y dije que todo corría por mi cuenta.

Por muy tentadora que sonara la idea, algo de salir a beber no me agradaba del todo. Quizás tomar una estaba bien, pero no soy muy fanático del alcohol. Aunque por otro lado, me agradaría mucho salir con Summer. Pero si volvemos a lo negativo de la situación, no me gustaría que ella se ponga mal bebiendo, aunque yo podría estar ahí para cuidarla y encargarme de que nadie le ponga las manos encima.

-De acuerdo, ¿paso por ti en la noche?

-Tenemos una cita jovencito.-dijo con cierto tono coqueto y tierno. Entonces me incliné para alcanzar su oído.

-Si usted lo dice... Señorita mejillas rosadas.- al alejarme para ver su cara, vi que lo que pretendía lo había logrado. Sus mejilla se pintaron de un lindo tono rojo.-Te ves muy tierna así.

-¿Así?¿cómo?- preguntó nerviosa. Yo sólo sacudí la cabeza riendo y alejándome de ella, sin voltearme.

-Te veo a las ocho, no tardes.

Luego corrí por el pasillo, dejando atrás a una chica apenada y nerviosa. Llegué a casa con una gran sonrisa, e ignoré los típicos gritos de mi madre, diciéndome sus mil quejas acerca de todo, lo cual no suele pasar, porque resulta que le tomo demasiada importancia a todo, cosa que no es en absoluto algo bueno.

Llegué hasta mi habitación, y dejé caer mi cuerpo sobre mi acolchonada cama, mirando hacia el techo. Me sentía feliz, y algo me decía que no todo tenía que ver con mis notas de excelencia.

-Te miras muy feliz.- dijo Jade interrumpiendo mi silencio. Me incorporé en la cama y le indiqué que se sentara a un lado, dando golpecitos en la cama.

-Lo estoy, pequeña.- dije sin dejar de sonreír.

-¿Puedo saber por qué?

-No hay un motivo, princesa... Sólo estoy feliz, y deberías sentirte bien con eso.

-Me gusta mucho que estés feliz... Pero debe haber un motivo.

-Pues no lo hay Jade.- dije en seco, como si algo de mí quisiera ocultar algo. Pero ni yo tengo idea de lo que es.- hoy saldré... ¿Podrías elegir un color de camisa para mí?- ella puso los ojos como platos, como si fuera la noticia del siglo.-¿Qué?

-¿Desde cuando sales por las noches?. Tenía tiempo que no lo hacías... Y cuando lo hacías casi siempre era por motivos nada buenos. ¿Has vuelto a lo mismo?

-No, no... Saldré con Summer ésta noche.- dije, haciendo que su sorpresa aumentara.- quiere celebrar que acabaron exámenes, nada importante.- continué diciendo encogiéndome de hombros.- nada de bebidas, malas amistades, ni nada de lo que imagines, lo prometo. Iré por ella a las ocho.

-No lo puedo creer... ¿Te gusta, Alexander?

-¿Qué?,¡no! Ella solo es mi amiga. No podría verla como algo más... Y mejor elige la camisa.

Ella poco convencida, se acercó a mi armario a buscar algo de ropa, mientras yo volvía a mi trance en el que no pensaba absolutamente en nada, pero que sin embargo, algo me tenía de una manera tan extraña que ni yo podría comprenderla con exactitud.

Summer

A penas llegué a casa, corrí de prisa a mi habitación, ignorando que mis padres ya se encontraban en casa. Me bañé y enseguida salí, me puse una bata sobre mi cuerpo y decidí que no debía ser tan grosera como para no regalarles cinco minutos de mi tiempo a mis queridos padres. Bajé y ambos estaban entretenidos en su laptop o leyendo el periódico. Cuando estuve a punto de anunciar mi llegada, algo en mí me hizo detenerme en seco. El auto.

-Summer, creímos que algo pasaba, no saludaste al llegar.- dijo mi madre cuando estaba a punto de salir huyendo de ahí.

-¿Te gustó nuestro regalo?- preguntó mi padre dejando a un lado su periódico y los lentes para leer.

-Mmm... Estuvo increíble... Pero...

-¿No fue lo que esperabas?- dijeron ambos al unísono.

-Lo robaron...

-¡¿Qué?!- gritaron los dos.- llamaste a la policía, ¿cierto? ¿Qué fue lo que dijeron?-preguntó mi padre.

- Quería esperarlos.- dije justificándome de cierto modo.

Ambos se levantaron, y mientras uno corría a coger su teléfono para marcar a algún detective, mi madre iba a la cocina por algo de agua. Ahora si estoy perdida. Espero y ruego que no encuentren ninguna prueba de que yo misma planee el robo, aunque tan sólo haya escondido el auto por irresponsable.

Con las piernas temblándome como gelatina, subí de nuevo a mi habitación para arreglarme y esperar a mi mejor amigo en casa. Aunque ya no sé si saldría a celebrar su logro, o ahogar mis terribles penas. No quería que Alex pensara que iba a provocar a las personas... O a él, así que opté por usar un pantalón entallado negro y una blusa un poco holgada color turquesa, a juego con mis altos tacones. Alexander es demasiado alto, así que la altura que mis zapatos me dan, nunca será suficiente como para alcanzarlo del todo.

Alexander

<<Bien... Faltan diez minutos aún para que den las ocho. He sido puntual... O tal vez más que eso. Dios... Hasta en mis pensamientos sueno patético... Pero no quiero hacerla esperar. A demás de que es, creo, la primera vez que salimos juntos a algún sitio. Eso sin incluir las salidas a tomar café, donde siempre solíamos acordar el lugar, o simplemente íbamos saliendo de clases>>.

Summer

como era de esperarse, el timbre sonó a la hora exacta. Creo que nadie había sido tan puntual como lo era él. Abrí entusiasmada, al tiempo que mi madre bajaba las escaleras para ver quien tocaba. Se veía muy apuesto. Muy diferente a como acostumbraba a verlo a diario. Mi madre al llegar hasta la puerta, sonrió y de cierta forma se sorprendió. Creo que ni ella podía creer, que por fin le hubiese hecho caso de tener una amistad con éste chico.

-Señora, buenas noches.- dijo él demasiado atento.

-Hola, Alex.- dijo mi madre dándole la mano.-¿saldrán?- preguntó alzando las cejas.

-Sí, madre... Somos amigos.

-Prometo traerla temprano, y cuidarla cada momento.

Después de eso, no hubo sonido alguno, de la boca de ninguno de nosotros. Mi madre sólo sonrió satisfecha, y nos despidió a ambos sin antes decirnos que nos cuidáramos y todas esas cosas que siempre te dicen los padres cuando cruzas la puerta de la casa. Sonará tonto, pero si hay algo que me hace tomarle más cariño, es su puntualidad y cumplimiento de su palabra.

Inexplicable Donde viven las historias. Descúbrelo ahora