Exhausto, el chico junto a Yeonjun solo le hacía sentir exhausto.
Desde que Yeonjun supo que aquel chico pelinegro estudiaría en la misma preparatoria que él una alarma en su mente se activó para buscar una salida y no acompañarse de aquel extraño chico hasta su destino así que se despidió del menor en la parada de autobuses diciéndole que preferiría caminar en vez de tomar el bus, sonrió victorioso mientras se marchaba pero el dulce sabor de la victoria no le duró mucho al escuchar segundos después unos pasos veloces detrás de él; el chico le acompañaría a pie.
No habían pasado más de quince minutos desde que comenzaron su andar a pie y desde el primer segundo el pelinegro no había dejado de hablar sobre tantas cosas de sí mismo para darse a conocer al más bajito, le había hablado de sus pasatiempos, de lo que hace en sus días libres, de sus familiares, de las comidas y aperitivos que le gustan y de los que odia, también le habló de su mascota que extrañamente es un puercoespín... le habló de tantas cosas que incluso ahora mismo en el cerebro del mayor se había creado un mini cajón para almacenar toda la información bajo su nombre, aunque pensándolo bien... ¡Ni siquiera le había dicho su nombre!
—Mi hijo Odi es tan raro, hyung te juro que no puedo terminar de hacer que nos llevemos bien, él siempre... —Yeonjun cubrió la boca del contrario con una de sus manos para que guardara silencio por un momento y poder hablar él, el más alto le miró sorprendido.
—¿Cuál es tu nombre? Has estado contando literal todo sobre ti y se te olvidó siquiera presentarte primero. —el pelinegro tomó la mano de Yeonjun que seguía cubriendo sus labios para poder alejarla y la tomó estrechándola con su otra mano mientras una sonrisa aparecía dibujada con sus labios carnosos.
—Soobin, me llamo Choi Soobin, ¿Y tú, hyung? —Yeonjun admitió para sus adentros que odiaba el hecho de tener que ver hacia arriba para poder conectar con la mirada del contrario pero, a decir verdad, sus ojos eran demasiado bonitos como para no admirarlos; luego de salir de su ensoñación recordó su recién pregunta y se dispuso a contestar.
—Choi Yeonjun —contestó sin más soltándose del agarre y apartando la mirada de la suya para poder continuar con su camino.
—“Choi”... ¿Hyung, crees que seamos familiares? —los ojos de Soobin brillaron llenos de curiosidad y Yeonjun solo se limitó a bufar divertido soltando una risa al aire.
—¿Estás loco? De ser así medio Corea sería nuestra familia, ¿Acaso no has visto cuántos Choi hay por todos lados? Además que hay muchos otros apellidos populares y no por eso son familiares... o quizá sí pero no cercanos.
—¿Pero si no somos familia, porqué nos apellidamos igual?
—No lo sé Soobin, vete a estudiar historia puede que ahí encuentres tus respuestas.
Yeonjun suspiró, ese chico sabía cómo comenzar a hartarle fácilmente; apresuró el paso un poco más tratando de disminuir al máximo el tiempo que pasaría junto a él en ese camino que parecía ser infinito, se apresuró tanto con tal de dejarlo atrás pero no revisó el camino y chocó justo con un chico de cabellos cobrizo que iba corriendo al cruzar en una esquina.
Afortunadamente lo alcanzó a sujetar del brazo y no pasó nada grave.
—Lo siento, ¿Estás bien? —Yeonjun no dudó en preguntar por si le había ocurrido algo y se sentía un tanto culpable por no tener más cuidado; Soobin se acercó deprisa a ver qué pasaba.
—¡L-lo estoy! No presté atención por dónde iba así que lo siento; es que salí temprano de casa pero me perdí en el camino al tratar de tomar un supuesto atajo pero terminé gastando más tiempo del que creí y ahora ya voy tarde... enserio perdón, no era mi intención, ¿Tú estás bien... hyung? —el de cabellos cobrizos observó a Yeonjun y fácilmente pudo notar que era mayor.
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El chico del apartamento 512 •||| YeonBin |||
FanficUna historia en donde Yeonjun se muda a un apartamento para comenzar a vivir su vida independiente pero lo que no se esperaba era la gran dependencia que en un futuro comenzaría a sentir hacia su atractivo, tierno y sexy vecino pelinegro.