A la mañana siguiente aún entre la oscuridad de la habitación y abrazado por la calidez de las sábanas ajenas Yeonjun despertó curioso sintiéndose perdido por un instante pero recordó todo al momento en el que sus ojos notaron al chico pelinegro durmiendo a su costado; seguía en la recámara de Soobin, miró lentamente por la ventana sin ánimos de despertar al menor y notó la fuerte lluvia que caía, suspiró cansado pensando que sería un día difícil debido al mal tiempo pero tampoco había nada que pudiese hacer para que saliera el sol así que solo se limitó a bajar de la cama suavemente para dejar que el pelinegro siguiera durmiendo y salió del apartamento no sin antes dejarle una pequeña nota al menor para que se enterara que había salido rumbo a la preparatoria.
Yeonjun pensó también sobre dejarle algo preparado para que Soobin comiera al despertar y ganase fuerzas contra su resfriado pero recordó que los padres del menor llegarían en menos de un par de horas así que optó por solo marcharse a su apartamento para prepararse para sus clases.
Al llegar a su apartamento pudo notar que en su playera estaba impregnado el aroma del perfume de su peculiar vecino y no pudo evitar sentirse avergonzado al recordar cómo se había ocultado entre los brazos de aquel chico al sentirse temeroso por la tormenta eléctrica, recordó el tacto de las manos de Soobin acariciando su cabello y cómo aquellas relajantes melodías sonaban haciendo de aquel momento uno más único y memorable, se sintió avergonzado porque aunque no lo quería aceptar sabía claramente que a pasos agigantados se estaba enamorando más de Soobin.
—¡Deja de pensar tonterías, Yeonjun! —se dijo a si mismo en voz alta mientras cerraba sus ojos con fuerza y negaba tratando de borrar esas ideas de su mente.
De mala gana tomó unas cuantas prendas que encontró sin mucho indagar en su ropero para tomar una ducha matutina y terminar de enfriar sus pensamientos, luego de salir se terminó de colocar el uniforme, desayunó algo sencillo y salió finalmente rumbo a la parada de autobuses no sin llevar consigo su paraguas esta vez.
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Ese día en su horario escolar tenían clases de educación física así que todos los alumnos del 1-D estaban en su segundo módulo de esa mañana esperando a que llegara el profesor asignado.La lluvia no había cesado en las horas que iban transcurridas pero al menos contaban con la cancha techada de básquet y podrían llevar ahí sus actividades; Yeonjun se encontraba en una esquina un tanto apartado de los demás, era raro cómo sus pensamientos y acciones se contradecían ya que aunque siempre pensaba que quería acercarse a los demás para conocer amigos nuevos nunca era capaz de pensar en una conversación para romper el hielo además que cada que estaba dispuesto a dar el primer paso para hacerlo su mente le impedía completar su misión al recordarle que todos ahí ya se conocían de antemano a excepción de él por justo haberse mudado recién a la zona... probablemente sería un marginado hasta que se graduase, pensó.
—¿Yeonjun hyung, porqué estás aquí solo? —Beomgyu inquirió acercándose con una expresión curiosa y preocupada— ¿Acaso te sientes mal?
—No, no es nada, solo me estaba preguntando cuándo llegará el profesor... —sonrió nervioso tratando de ocultar su mentira.
—Oh ya, creo que escuché que está en una reunión de profesores, pero seguro no tarda; ¿Porqué no vienes mientras a encestar canastas? Tae pidió una pelota de básquet y ahora mismo estamos apostando a ver quién anota más, es divertido, ven —rió animado tomando al mayor del brazo sin esperar alguna respuesta llevándolo hasta aquel lado libre de la amplia cancha.
Yeonjun se sintió un poco mejor de ánimos al estar acompañado de Beomgyu y de Taehyun pero aún si aquel momento era divertido al estar jugando los tres juntos algo en su mente le seguía insistiendo que sería mejor si Soobin estuviese ahí presente, ¿Cómo era posible que pudiera extrañar tanto a alguien que conocía tan poco y de hace tan solo unos días atrás?
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El chico del apartamento 512 •||| YeonBin |||
FanficUna historia en donde Yeonjun se muda a un apartamento para comenzar a vivir su vida independiente pero lo que no se esperaba era la gran dependencia que en un futuro comenzaría a sentir hacia su atractivo, tierno y sexy vecino pelinegro.