Episodio 18.

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Ya comenzaba a anochecer y aunque las enormes y gruesas nubes que se movían constantes con el viento por los cielos cubrían la luz de las estrellas, las luces de la ciudad se comenzaban a hacer presentes llenando de vida y de diversos colores brillantes la avenida concurrida donde se encontraba un muy pensativo Soobin.

El pelinegro mantenía el paso en un ritmo lento, cuestionándose mentalmente recordando una y otra vez todo lo que había hablado minutos atrás con su antigua amiga Lea haciéndole suspirar incontables veces; finalmente, con la mente hecha un lío detuvo su andar apoyándose en la baranda que separaba la acera de la carretera, apoyó los codos de sus brazos descansando parte de su cuerpo sobre el frío metal mientras trataba de centrar la mente viendo pasar uno a uno los autos tratando de olvidar aquella realidad suya pero era algo más complicado de lo que pensaba.

Aunque no lo quisiera, en su mente seguía muy presente la imagen de Yeonjun, lo recordaba llorando como la noche anterior y no podía imaginar verlo en ese estado una vez más, en ese momento otro rostro apareció en su cavidad mental, era Huening Kai y entonces recordó una vez más aquella petición que Lea le hizo pidiéndole que la ayudara a que su hermano pudiera salir con Yeonjun, ¿Porqué en cuanto pudo Soobin se negó a ayudarla? Ni siquiera se lo pensó, no se planteó siquiera la idea de que quizá Kai pudiera hacer realmente feliz a Yeonjun... ¿Porqué?

Soobin tenía muy claro que quería proteger a toda costa la sonrisa de ese amigo suyo porque, ¿Acaso no es eso lo que todos los amigos hacen? El querer proteger a sus amigos es algo normal, ¿No es así?

Suspirando alzó la vista al cielo nocturno notando la blanca y reluciente  luna que se asomó tímida a través de las nubes las cuales segundos después la volvieron a cubrir; en ese momento escuchó una voz masculina que le llamaba desde su lado izquierdo.

—¿Soobin?... ¡Lo sabía, sí eres tú, bro! —el chico sonrió demasiado encantado por ver al pelinegro.

Soobin le miró confundido aún por unos cuantos segundos y luego su mente se iluminó recordando al fin al chico frente a él.

—¡¡Nicho!! ¡Dios cuánto tiempo sin verte! Has cambiado muchísimo, por un momento no te reconocía —palmeó con fuerza la mano de su amigo dándole un fuerte abrazo también.

—Nah, ni tanto, yo siento que sigo igual como la primera vez que nos vimos; más bien mírate, ¿Cuánto mides ya? ¡Estás enorme, amigo! —soltó una carcajada contagiando al mayor.

—¡No exageres, estamos casi igual! Pero dime, ¿Qué andas haciendo aquí en Corea? ¿No vivías en Japón?

—Ah sí pero mis padres consiguieron un trabajo aquí en Seúl así que nos tuvimos que mudar, aunque escuché que solo será algo temporal, creo que por un año.

—Ya veo... entonces supongo que también estudiarás aquí durante ese tiempo, ¿No? ¿¡Irás en la misma prepa que yo!? —cuestionó emocionado pensando en aquella probabilidad.

—Me habría encantado pero no... como solo será un año mi padre dijo que me contrataría un maestro personal para que no me encariñara haciendo nuevos amigos ya que pronto nos tendremos que regresar —hizo una mueca encogiendo los hombros mientras metía sus manos a los bolsillos de su chamarra.

—Entiendo... me habría gustado estudiar juntos aunque sea por ese año pero ya veo que no se podrá...

—¡Pero no pongas cara larga, hombre! Igual estaré viviendo aquí y nos veremos las veces que quieras, ¿Vives por esta zona? Yo vivo en un departamento a unas cuadras de aquí, hacia allá, de hecho ya iba a regresar para que no se me hiciera tan tarde —habló mientras señalaba con su mano en dirección hacia donde Soobin venía, era la dirección contraria de donde él vivía.

El chico del apartamento 512 •||| YeonBin |||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora