Yeonjun observaba atento la pequeña lunita brillante que pendía de la pulsera de su mano derecha mientras se encontraba él acostado en la cama de su tierno vecino Soobin.
Nuestro protagonista aún no podía comprender cómo fue posible que Soobin pudo convencer a su madre para que Yeonjun se quedara a pasar la noche en el apartamento de su familia; hasta donde sabía, se suponía que los padres de Soobin son personas bastante estrictas, pero entonces, ¿Porqué se habían mostrado tan flexibles hasta ese momento? Tal vez Soobin tenía razón al decirle que sus padres ya lo amaban casi tanto como él.
En ese instante, la puerta del baño personal de la habitación del pelinegro se abrió dando paso a un Soobin con el cabello mojado y una piel radiante, hacía ya un par de minutos que entró para tomar una ducha y ahora era el turno de Yeonjun de hacer lo mismo, pero, claro que en ese instante el mayor estaba fuera de servicio ya que se quedó totalmente embobado al ver a su querido novio en aquella forma: cabello despeinado y mojado, piel pálida y tentadora, su ropa consistía de solo una camiseta desmangada blanca y unos shorts anchos grises que dejaban al descubierto una vista bastante peculiar y provocativa de los muslos de Soobin los cuales se veían tan suaves que Yeonjun sintió que sus manos picaban por querer tocarlos... esa noche sería muy difícil para él ya que era consciente de que en términos de autocontrol no tenía autocontrol y menos en una situación como esa.
—¿Hyung?... ¿Yeonjun hyung? Hey~ Tierra llamando a Yeonjun~ —sonrió divertido y enternecido por el actuar de su novio, cuando éste volvió a sus sentidos se acercó un poco más a él pellizcando una de sus mejillas— ¿Seguro que estás bien, hyung?
—Estoy... bien... —contestó como pudo mientras sus ojos seguían danzando de un lado a otro gozando completamente de las vistas.
—Bueno, es algo tarde así que pasa ya a ducharte para que podamos dormir, ¿Oki? —su sonrisa se amplió un poco más haciéndole ver tan tierno con sus hoyuelos en sus mejillas, tomó la mano de Yeonjun para levantarlo de una vez y finalmente el mayor entró al baño— ¿Cómo se supone que aguante estar contigo si eres así de lindo? —murmuró, sintiendo cómo su corazón hacía un fuerte retumbar en su pecho.
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.Soobin repasaba con su mirada cada detalle de su cama, tenía ya varios minutos tratando de que fuera lo más cómoda posible para que Yeonjun pudiera dormir sin problemas junto a él, incluso se había empeñado en echar un poco de perfume tratando de que fuera más acogedor en caso de que hubiese algún mal aroma en la habitación; mientras estaba aún indeciso sobre aquel tema, la puerta del baño se abrió y Yeonjun salió por fin: al igual que Soobin, sus cabellos goteaban haciendo caer las pequeñas gotas sobre una toalla colocada en sus hombros, a diferencia del mayor, la ropa de Yeonjun consistía de una sudadera de capucha color azul cielo y unos shorts blancos anchos cubrían la mitad de sus muslos.
El mayor caminó los pasos restantes hasta quedar más cerca de Soobin alzando su rostro considerablemente para encontrar la mirada del pelinegro.
—¿Me secas el cabello? —soltó sin más aquella interrogante con una expresión difícil de describir pero que sin duda había activado algo dentro del más alto.
Soobin solo tragó saliva con dificultad y asintió a la petición de su novio.
Soobin colocó una almohada en el suelo y Yeonjun se sentó en ella mientras Soobin se sentó en la cama, detrás del mayor, dejando a éste posicionado entre sus piernas; luego, Soobin tomó su secadora de cabello colocándola con solo aire frío y comenzó a hacer su labor, con una de sus manos usaba la secadora y con la otra mano libre acariciaba y sacudía los cabellos del mayor, aunque era algo que todo el mundo solía hacer, para Soobin era algo muy lindo el ayudarse entre ellos a secarse el pelo, siempre había visto ese tipo de escenas en series o películas y por fin le había tocado ser protagonista y no espectador.
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El chico del apartamento 512 •||| YeonBin |||
FanfictionUna historia en donde Yeonjun se muda a un apartamento para comenzar a vivir su vida independiente pero lo que no se esperaba era la gran dependencia que en un futuro comenzaría a sentir hacia su atractivo, tierno y sexy vecino pelinegro.