— Por último esta es la cafetería —abre las puertas.Un salón muy amplio me recibe con varias mesas y sillas, el gran ventanal da una vista al bosque increíble, en la derecha hay una pequeña cocina donde ya se ve a gente trabajando. Debido a la hora no ha muchos estudiantes pero los que están solo me miran con curiosidad.
— Vamos a tu salón de clases —informa Camila.
Asiento en respuesta y la sigo, caminamos por los largos pasillos, ahora entiendo porque todos tienen tan buena rendicion física, caminan mucho, cada área está más alejada de cada cosa haciendome más difícil mi traslado.
— Te toca Filosofía en el salon... —revisa la bitácora concentrada—, A trecientos veinte.
Abro los ojos exageradamente al escuchar el número.
¿Cuántos salones hay?
La sigo en silencio recorriendo los pasillos, al pasar en los salones se pueden escuchar a los maestros dar clases, en algunos hay risas y otros están vacío.
— La comida de la cafetería es completamente gratis, va dentro del costo de la colegiatura —informa—, necesito que pases a la hora del almuerzo conmigo para darte una tarjeta y con ella puedas comprar algunas cosas de las maquinas y al final del mes puedas recargarla.
Asiento entendiendo la nueva información, no sabia que las escuelas podían tener eso, a pesar de estar alegada de las cosas tiene mucha tecnología, me atrevería a decir que tiene hasta más que una de la Ciudad.
— ¿Sabe donde podría conseguir trabajo? —le pregunto.
— Puedes ir a una cafetería que no está tan lejos de aquí, los dueños ya son algo viejos y creo que les vendría bien ayuda extra. —sonrie.
Yo ya tenía pensado en buscar un trabajo, se que mis papás les mandaran dinero a mis abuelos pero no quiero eso, quiero yo tener mi dinero y cuando regrese poder comprar algo ahí y ayudar a mi familia, claro que también en mi estancia aquí pagaré algunos gastos de la casa.
— Gracias.
Puedo visualizar el salon trescientos veinte a lo lejos, Camila al llegar a la puerta da pequeños toques casi inaudible para mi oído.
La puerta se abre unos segundos después dándole la vista a un señor algo alto vestidos de traje, no negare que se ve un poco joven, casi unos tres años más que yo.
— Buenos días Camila —sonrie.
— Buenos días Rober —me mira de reojo—, te presento a Marina Moore
El profesor que ahora se que se llama Rober me mira y asiente aún con la sonrisa amable. Me permito detallarle, tiene una simple playera azul, unos pantalones de mezclilla sensillos con unos zapatos negros. Su cabello está bien peinado y sus ojos color miel brillan con alegría y emoción. Hay una pequeña barba creciendo de su rostros haciendo su mirada un poco más madura.
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Mi pequeña Luna
Hombres LoboMarina Moore tiene una vida muy normal pero por problemas familiares decide irse a vivir con sus abuelos en un pueblo extraño muy alejado a lo que ella estaba acostumbrada, pero todo era para olvidarse de su pasado. Ethan Cooper es el Alfa de la ma...