🐺 Capítulo 59 🐺

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1am

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1am

Desde que el hechizo se rompió no he dejado de dar vueltas por toda la habitación.

No puedo estar tranquilo sin saber nada pero tampoco quiero exponerme hasta creer que es conveniente así que sólo doy vueltas por toda la habitación.

No escuché pasos acercarse así que el que Cristian entre abruptamente me sorprende pero él no lo está ni un poco.

—¿Que mierda....?

—Cállate, joder. -siseo mientras que le tapo la boca con la mano.

En silencio trato de escuchar si hay alguien cerca pero no escucho nada, así que suelto a Cristian y camino hacia la cama para sentarme.

Me recargo en la cabecera y le pido que se siente él también pero niega y se queda en la puerta.

—¿Cómo es que no distinguí tu olor?

—Tengo mis trucos. —responde airoso mientras se recarga en la puerta cruzándose de brazos.

Le enarco una ceja y él sonríe.

—Estuve leyendo un poco, algunas hierbas neutralizan nuestro olor. Pero no lo recomiendo, sabe horrible y arde los primeros minutos que lo ingieres.

Sonríe un poco antes de deslizarse por la puerta y dejarse caer en el piso, luego lleva sus rodillas a su pecho y envuelve sus piernas con sus brazos.

—¿Cuando despertaste? —pregunta rompiendo el silencio.

—Hace poco.

—Hace poco. —asiente procesando mis palabras y luego voltea a verme furioso. —¡¿Y por qué mierda no nos dijiste nada!?

No respondo, solo lo observo y eso parece cabrearlo más.

—¿No confías en nosotros cierto?

—No, no es eso...

—¿Entonces que es? —se levanta y comienza a acercarse.

Me levanto también haciéndole frente.

—¿Entonces que es? ¡Dímelo! —me empuja por el pecho desestabilizandome unos segundos antes de que le regrese el empujón.

—No lo entiendes y no te lo voy a explicar. Así que bájale a tu actitud.

—Me voy a llevar a Marina. Ya tú sabrás si quieres seguir escondiendote o nos acompañas.

Se encamina a la puerta dejándome con la palabra en la boca. Toma el pomo de la puerta pero se detiene con el choque de la almohada contra su espalda.

—No me hables como si fuera un cobarde. Y una mierda que te la llevas.

—Es para curarla, pero... no lo entenderías.

Mi pequeña Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora