🐺 Capítulo 31 🐺

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— Gracias —murmuró con la voz ronca

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— Gracias —murmuró con la voz ronca

Le doy otra trago a mi vaso con agua y se lo doy a mi mamá que me mira con los ojos hinchados.

Mi abuela tiene mi muñeca y susurra palabras que no logro comprender pero se que me está curando, el dolor en mi cuerpo ya casi no lo siento y la hinchazón en mi cara a desaparecido.

— Tienes que descansar.

Asiento con los ojos pesados cargados de sueño y me acomoda en mi cama, mamá me da un suave beso en la mejilla y sale del cuarto dejándonos a mi abuela y a mi solas

— Sigue afuera. —avisa

— Lo se, puedo sentirlo —suspiro

— ¿Ya le dijiste lo que tienes pensado?

Niego con la cabeza

— Deje el tema aún lado, no quiero a abrumarme ahorita.

Asiente y sale de la habitación, cierro mis ojos por un momento. No sé cuanto llevo intentando dormir pero no puedo lograrlo, las pesadillas aparecen cada vez que duermo.

Logró levantarme de la cama y a como puedo me subo al techo donde me permito relajar, esta semana estuve descansado demasiado y en la escuela de creyeron completamente el accidente que tuve por la tormenta y me dejaran ausentarme más tiempo, la compañía de mis papas y de mi hermana mejoran mi día.

Siempre en la charola de mi desayuno hay una nota que me hace Zoe o lo que le logra salir y cada una la guardo en una cajita de madera.

La brisa me refresca e inhalo hondo respirando el aire puro que hay, miro hacia abajo encontrándome con su coche estacionado, desde que llegué todas las noches viene, nunca pasa pero se que esta aquí.

Ethan baja del coche y mira hacia donde yo estoy, primero se sorprende pero después furnce el ceño con enojo y niega con la cabeza, no le digo y el parece entender mi mirada porque comienza a buscar algo en el suelo.

— Scalae —susurro

El ruido de la madera incrustarse a un costado de la cama hace mire hacia esa dirección, levantó la mirada hacia el cielo cuando comienza a subir. No tarda en llegar hasta el techo y se sienta a un lado mío suspirando.

— Hola.

Lo miro y el ya me esta mirando, aprieto mis labios en una fina línea intentando contener el llanto pero me es imposible con su mirada, al instante me rodea con sus brazos intensificando mi llanto.

El miedo que tengo desde que regrese es algo que no me deja tranquila, los últimos dos días estuve tomando pastillas para poder dormir.

— Te prometo que no te pasara nada pequeña —besa mi cabeza

Deja que me desahogue todo lo que quiera sin interrumpirme, cuando se que estoy un poco más tranquila o que puedo hablar.

— Pensé que no iba a volver a salir, y de solo imaginarme estar sin mis abuelos o sin mis papás —sollozo y niego con la cabeza—. Varios escenarios en mi cabeza solo me llevaban a una cosa, la única manera en la que iba a salir no era viva —confieso

Mi pequeña Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora