🐺 Capítulo 43 🐺

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El celo pasó demasiado rápido para mí gusto, tener a Marina en una casa solo nosotros es lo mejor que me a podido pasar, en la mañana escuché llegar a los guardias, jardineros, las cocineras y las personas que nos ayudan con el aseo

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El celo pasó demasiado rápido para mí gusto, tener a Marina en una casa solo nosotros es lo mejor que me a podido pasar, en la mañana escuché llegar a los guardias, jardineros, las cocineras y las personas que nos ayudan con el aseo.

Marina se remueve entre las sábanas y al verme me sonríe dulcemente.

— Buenos días Cherry.

— Buenos días amor.

Sonrió y la abrazo pegándola a mi pecho, escucho como suelta un pequeño suspiro.

— ¿Estas bien?

— Si —levanta la cabeza y me mira—, estaba pensando en ir a ver a mis papás.

— ¿Que día tienes planeado ir?

— Hoy.

Sonrió asintiendo y besándola, enrolla sus brazos en mi cuello y yo aprovecho para besar su marca y sentir como tiembla bajo mi toque.

— Boca abajo —ordeno.

Lo hace al instante y aprovecho para quitarle la playera que tenía puesta, estos días solo estuvimos durmiendo con ropa interior ya que lo que menos estábamos era vestidos.

Besos sus hombros poco a poco y voy bajando hasta llegar a la zona que más me gusta, a la hora de lamer ahoga un grito bajo la almohada, saboreo como si fuera la primera vez, la tomó de las caderas y me hundo lo más que puedo. Cuando me levanto y la veo no puedo evitar sonreír, su cara sonrojada es lo mejor que e visto, su cuerpo sube y baja por su respiracion acelerada.

Me pongo encima de ella haciendo que mi polla quede justo en medio de sus nalgas, veo como se muerde los labios.

— Tendrás que ser silenciosa Cherry —susurro y beso la marca—, a menos que quieras que todos escuchen que te estoy follando como a ti te gusta, duro.

Asiente nublada por el placer y abro un poco sus piernas para ponerme en su entrada, lleno de sus fluidos mi polla y sin pensarlo dos veces la penetro. Mete su cabeza en las almohadas para callas sus gemidos.

Comienzo moverme saliendo y entrando tan duro que hasta comienza a moverse la cabecera pegando con la pared la tomó de sus glúteos y los aprieto bajo la palma de mi mano, con la otra sostengo mi peso y acelero mis embestidas.

Siento como se contrae cada vez que le pego en sus ya rojos glúteos.

— ¿Te gusta esto? —inquiero con la voz agitada y repito el golpe.

Asiente como puede.

— Hablame —ordeno

— Me gusta mucho Ethan —susurra

Sonrió satisfecho y la volteo aun estando dentro de ella, sus manos van hacia mí nuca y me acerca a ella para besarme y poder tener yo sus gemidos, cuando nos separamos puedo ver sus pupilas dilatas casi tragandose su color. Ver esos increíbles pechos rebotar hace que me relama los labios y sin dudarlo me meta uno a mi boca.

Mi pequeña Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora