Trece

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Malta cambió de ánimo después de esa visita a la Tierra. Se volvió más callada y no quería hacer gran cosa. Con frecuencia, Whis la encontraba en los campos de flores haciendo coronas o brazaletes con ellas. Las improvisadas joyas acababan abandonadas entre las plantas desnudadas para su elaboración. A veces se ponía una en la cabeza y comenzaba a caminar por los senderos, cuál si estuviera marchando. Parecía  querer jugar a solas nada más. No hubo una sola cosa que él le propusiera que consiguiera cautivar el interés de la chica, hasta una mañana en que le preguntó si quería acompañarlo a la Tierra para comer algo delicioso. Por primera vez en semanas, Malta mostró un poco de entusiasmo por algo. Desde ese día, las visitas a aquel planeta se hicieron más frecuentes.

Maron no siempre estaba disponible para jugar y en Corporación Cápsula Malta no encontraba ningún pasatiempo interesante, aún así le gustaba estar ahí y ver a las personas. Realmente disfrutaba de observar a la gente. Ella no se daba cuenta, pero aprendía mucho por medio de la contemplación. Para Whis esa capacidad era muy evidente. La muchacha se había familiarizado muchísimo con  sus modales y los imitaba. Paso lo mismo con algunos gestos y costumbres que Malta aprecio de Bulma, su familia y amigos. Sin embarazo, también experimentaba desagrado hacia algunas conductas como lo era el uso de la violencia o que gritaran demasiado, razón por la que a ratos huia de Bulma escondiéndose detrás de Whis.

El ángel la miraba con condescendencia mientras Malta iba adquiriendo conocimientos de todo tipo. Se volvió un poco más indulgente con ella, pero a ratos en sus violetas pupilas aparecía una minúscula cuota de tristeza que ella parecía notar, pero no hacia comentario. De hecho, Malta había dejado de hacer preguntas.

En una de esas visitas a la Tierra, Gokú le preguntó a Whis si podía entrenarlo. Malta que estaba sentada al lado de él, miró a aquel hombre un instante, después volvió su atención al postre puesto en la mesa delante de ella. El ángel se negó diciendo que estaba ocupado entrenando a Malta, pero la chica lo desmintió diciendo:

-Hace semanas que no practicamos nada. No está bien decir mentiras- agregó la muchacha dejando a su maestro en aprietos, pues después de oír eso Gokú se puso más insistente con el asunto.

Así fue como el Saiyajin acabó en el planeta de Bills para una sensación de entrenamiento. Malta no comprendía porque a ese hombre le entusiasmaba tanto la idea de practicar peleas, a ella todo eso le era muy desagradable. En una ocasión, el sujeto llamado Gokú la invitó a unirse al entrenamiento, pero ella se negó y se alejó de regreso al castillo donde Bills dormía. A ratos se iba a dormir con él y el dios ni siquiera se daba cuenta. La razón por la que hacía eso era porque esa habitación era muy silenciosa y también para evitar que Bills causará desastres. A veces él expulsaba energía y destruía cosas, incluso mundos lo que a Malta le provocaba un fuerte rechazo.

Una tarde en que Malta estaba tejiendo una corona de flores en los campos y Gokú entrenaba con Whis, ocurrió un incidente. Obviamente él no lo hizo a propósito, pero al rechazar un golpe de energía del ángel, Gokú mando aquel ataque muy cerca de Malta. No sé preocupo por ella porque la sabía fuerte, pero a la muchacha la puso muy mal ver el campo de flores dañado de forma tan violenta. El Saiyajin pudo percibirlo, se giró esperando poder evitar el ataque, pero no se encontró ni con Malta o su energía. Todo lo que Gokú pudo ver fue una brisa soplar las flores, una milésima de segundo después salió disparado contra el palacio acabando embutido allí por una fuerza invisible que aumentaba la presión sobre él, a cada instante. Su rostro estaba siendo aplastado, lo mismo su cuerpo, pero consiguió girar la cabeza hacia Malta, una vez alcanzo su última transformación.

-¡Malta!- la llamó Whis y de inmediato la muchacha apartó su mirada de Gokú liberandolo de su ataque.

La muchacha arrugó el entrecejo y se alejó volando.

Innocent Donde viven las historias. Descúbrelo ahora