𝐭𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚

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El capitán, Levi Ackerman.

Sostenía las cuerdas atadas al caballo. Intentaba de no movilizarlas tanto, dándole descanso a mi herido brazo. No me quejaba, en medio de esta atardecer donde habíamos logrado derrumbar al titán anormal de Rod Reiss, vagaba con el capitán Levi en silencio, nuevamente hasta las tierras del individuo mencionado anteriormente. Levante la mirada, más adelante de nosotros yacía la capitana Laia. Ella también iba en silencio, en una gran distancia conmigo y el capitán Levi. Ninguno de los dos se habían dirigido la palabra desde que decidimos salir de la muralla, solo se que, yo estaba entre medio y se sentía incómodo, porque una parte de mi, siempre estaba de parte del capitán Levi. No significaba que no sintiese aprecio o confianza hacia Laia, de hecho, ella me daba un sentimiento que nunca había sentido, con ella, sentía como si una madre me protegiera. Pero, con el capitán Levi, era la confianza, el cariño, la seguridad que él me brindaba, me hacía estar de su lado en este paseo. Lo miré, él yacía a mi izquierda. Su mirada estaba fría, muy seria y dirigida a la espalda de la capitana. Levi miraba con detenimiento a la adulta que portaba el  mismo rango que él. Sus ojos grisáceos me miraron, por lo cual apenada, baje la cabeza.

—Estás muy callada.—comentó el capitán, mirándome con detenimiento.—¿Debo preocuparme?—me preguntó, por lo cual negué.

—Estoy bien.—le dejé saber, sujetando mis cuerdas, mientras continuaba cabalgando junto a él.

—¿Qué pasa?—me preguntó el capitán, con sutilidad en su voz.—¿Estás preocupada por tu amiga Historia?—esclarecí, por lo cual asentí.

—En parte, capitán.—deje saber, con una voz neutral, cabalgando aún lado suyo.

—Lo entiendo, pero, no lo lamento.—me indicó, frío, por lo cual le mire detenidamente.

—¿Por qué?—pregunte con curiosidad y convicción en mi mirada.

—Se que crees que le exigimos demasiado a Eren, también ahora, se que pensará lo mismo por parte de Historia, pues la hemos dejado sin opciones, ahora, debe convertirse en la reina de las murallas.—decía, mirando adelante.—La razón por la cual no me lamento de exigirles tanto, es porque algún día entenderán que la vida, es frágil y cruel. Los preparo para que puedan sobrevivir. Nunca sabré lo que es correcto o no, pero no me arrepentirá de ser como soy con ustedes.—culmino en decir, francamente.—Cada uno de mis compañeros, han deseado poder seguir viviendo, así que yo los he heredado, por eso sigo peleando y así seguiré.—articulo.

—No importa lo que decida capitán, yo siempre confiaré en usted. Incluso si me vida dependiera de eso.—expresé, viendo como se giró para mirarme afligido ante lo que había dicho.

—Tú padre me dijo lo mismo, hace algún tiempo atrás.—indicó, para desviar su mirada de mi.—Oye, mocosa.—me llamo, creando una pausa entre ambos, para mirarme nuevamente.—¿Entonces Armin?—me preguntó, por lo cual mis mejillas se calentaron rápidamente.

—Si... —musité apenada, hablando con él sobre eso.—Papá quería hablar conmigo... creo que es sobre él.—dije, viendo a Levi escucharme.

—Así es.—afirmó.—Como yo, Erwin cree que Armin es un buen chico. De hecho, se me hace el más disciplinado y respetuoso de ustedes. ¿Te apena admitir que estás enamorada de un joven así?—me preguntó curioso, así que denegué rápidamente.—Mocosa, si puedes decírmelo a mi, podrás decírselo a tu padre.—indicó, seguro.

—Me apena tener que admitirle a usted o a mi padre que estoy enamorada. Los dos, han sido las únicas figuras paternales que he tenido, pero, no me avergüenzo de estar enamorada de Armin.—le dije al capitán, viéndole detenidamente.

𝐎𝐂𝐄𝐀𝐍──𝐀𝐫𝐦𝐢𝐧 𝐀𝐫𝐥𝐞𝐫𝐭 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora