El día en que supe que el mundo era cruel.
Ainara Smith.Veía el destello de un amanecer, de un nuevo y frío amanecer. Las marcas de aquellas sogas en mis manos, describían la intensidad de mis fuertes emociones reflejarse en desilusión. En cada cabalgata, mi corazón disminuía como si no tuviera fuerzas para continuar. Una pesadez en mi espalda, empezaba a esclarecerse como si me estuviera clavando una hoja a sangre fría. La ventisca se sentía igual, una brisa fría con un ambiente decaído en tensión. Mi cabello estaba en el aire, la coleta lo estaba, pero yo no estaba justamente donde debía estar, simplemente estaba continuando hacia el sur de la muralla Rose. Los titanes pronto empezarían a salir, se que debía estar preparada para eso, ¿pero acaso alguien me dijo que debía estarlo para mis amigos? Nadie me dijo que el mundo también me quitaría la lealtad de las personas que quería. Que amargo, era un sabor amargo que no quería sentir en mi paladar, mucho menos tragar. Se que, se estaban cuestionando qué haría. Las personas a mi lado que cabalgaban hacia el castillo Usgard, donde estaban nuestros objetivos, se preguntaban qué una frágil chica como yo pudiera hacer en contra de ellos. Era una lástima, ni siquiera podía saber que sería capaz de hacer. ¿Realmente esto estaba pasando? Lo que me perturbaba era lo que había visto ese día. Siempre lo supe, pero nunca dije nada.
Fui una cobarde, esa era la realidad de mi tensa situación en estos días. Me había comido tanto, que por eso estaba débil físicamente. No intentaba evadir el hecho de que alguien importante para mi había muerto, estaba intentando de olvidar que por alguna extraña razón, Reiner Braun logró zafarse de un agarre intenso del titán hembra y que sus heridas, se regeneraron en mi cara como si no fuese tan cínico de ver. Y aún así, me miró a los ojos como si no hubiera nada. Maldito, hijo de puta. Me dolía hasta los huesos de tan solo pensar en él. Mi confianza, mi cariño. Todo se fue por la borda. Él, era importante para mi. Ese idiota, era alguien a quien desearía abrazar en un día agotador. Trague saliva, limpiando mis humedecidos ojos. No podía volver a sentirme débil, ¿realmente era tan frágil para querer llorar? Pero, es que maldición, esto es difícil. Tanto él, como Berthold, fueron mis primeros amigos. Se sentaron conmigo, no me juzgaron, solo comieron y me acompañaron en mis entrenamientos. ¿Todo eso fue mentira? Respire hondo, levantando la mirada para visualizar los escombros de aquel castillo, el hecho de que estuviéramos tan cerca de ellos, me hacía temblar. Giré a mi izquierda, los azulados ojos de Armin hallaron mi agonía, él también se veía atónico. Olvide que ellos, que ellos también eran sus amigos. Era una maldita egocéntrica.
—¡Estamos llegando, prepárense y recuerden el plan al que debemos acatarnos!—exclamaba Hange, estando adelante de todos nosotros.
—Entendido, teniente Hange.—musité, visualizando una bruma de vapor entre los escombros del castillo.
—Ainara, ¿puedes hacerlo?—miré a mi lado derecho a Mikasa, ella posó sus ojos en mi, quería estar segura que me encontrara bien.
—Ya no puedo volver. Debo hacerlo.—le dije, viéndola asentir, amaba a Mikasa, podía decir que ella era la primera amiga a la que le sentía este sentimiento tan fuerte, no quería perderla.—Pero, quédate conmigo. ¿Está bien?—le pregunté, viendo como ella sin dudarlo dos veces, asintió.
—¡Línea derecha, dispérsense y cubran la línea frontal donde está cerca del punto de reunión de los titanes!—indicó Hange, estando en la línea derecha, me levante en mi caballo.—¡Buena suerte!—nos deseo tanto a mi, como a Mikasa.
—¡Chicas, con cuidado, por favor!—nos pidió Armin, en medio del leve bullicio de la cabalgata, le mire detenidamente y asentí, viéndole sonrojarse, maldición, no me hagas esto ahora.
—Hagamos esto.—me pidió Mikasa, desviándome de los pensamientos sentimentales que tenía hacía su mejor amigo, Armin Arlert.
Asentí, manteniendo el balance, queriendo enfocar el agarre de mi gancho con alguno de los escombros. Tanto ella como yo, simplemente nos impulsamos con el equipo de maniobras tridimensionales. Nuestras verdosas capas flotaron con el viento, pero entre eso, noté que Mikasa tenía una gran fuerza de voluntad. Podía dividir fácilmente sus emociones, de lo que debía hacer. Era algo que admiraba, que deseaba aprender a copiar, porque estando aquí y ahora, sabiendo que no tenía la determinación para enfrentar este tipo de problemas. Ella se deslizó, hacia la nuca campante de un titán hambriento. Se que ellos estaban ahí, porque pude verlos. Me deslicé por el lado de Mikasa, ella se objetivo en aquel titán que parecía preparado para abrir su boca y alimentarse de nuestra compañera. La querida dulce chica que buscábamos para descubrir una verdad más allá del muro, pero, en este momento, ya no sabía lo que era cierto o no. Apreté mis hojas, utilizaba mucho gas, pero es que necesitaba sacar al menos esta tensión. Gruñí en medio del aire, deslizando mis hojas por la nuca de aquel titán, a quien le hice una abertura vertical, desprendiendo toda su piel. Subiéndome por su espalda, hasta llegar a su cabeza, me lance hacia otro, estaba enfadada. Lo remate, utilizando su hombro para desprender mi gancho hacia otro titán, dándome cuenta que Mikasa, estaba atrás de mi, ella se quedó conmigo. Conmovida, me detuve en el suelo, viéndola defender la línea central.
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𝐎𝐂𝐄𝐀𝐍──𝐀𝐫𝐦𝐢𝐧 𝐀𝐫𝐥𝐞𝐫𝐭
Hayran Kurgu𝐎| ❝ Lo único que me separaba de ella. Era el hecho de que nuestros sueños estaban separados por el mar❞. • • 𝐀𝐭𝐭𝐚𝐜𝐤 𝐎𝐧 𝐓𝐢𝐭𝐚𝐧 𝐅𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜. Historia basada en la obra de Hajime Isayama. Dueño de los personajes y diálogos. Todos los der...