5.Sirius Black

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Allí estaba ella, de pie frente al gran edificio ubicado en el distrito de Islington, Londres en un vecindario muggle. En el 12 de Grimmauld Place.

Era conciente de que el lugar esta protegido con el amuleto Fidelius. La casa era invisible para los residentes, los muggles locales. Estos ya habían aceptado el error de enumeración que llevó al número 13 junto al número 11.

Su viejo amigo Remus Lupin le había enviado una carta después de tanto tiempo. Explicando a esta que habia sido profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras en su antiguo Colegio de Magia y Hechicería, Hogwarts. Supuso que quería verla pero no entendía porque en ese lugar. En la antigua residencia de la familia Black.

Pasó el prodecimiento mágico para poder entrar. Caminó a pasos decididos por el amplio pasillo viendo al final una puerta. La abrió despacio y observó la cocina y una amplia mesa llena de gente.

- ¡Aitana! - Lupin se levantó enseguida y fue corriendo a abrazarla. - Estás genial.

- Gracias, tú también.

Tonks fue la siguiente en achucharla, seguida de Molly y luego de Arthur.

Ella era pelirroja, de cabellos lisos. Sus ojos eran un color avellana intenso. Su tono de piel era algo morena. Se encontraba nerviosa, ya que, a parte de estar inmensamente feliz de volver a verles, no sabía cual era el motivo de la invitación.

- Tienes que conocer a mis chicos, Aitana. Les hemos hablado de ti y desean conocerte. - sonrió dulcemente el obsesionado con el mundo muggle.

- Será un placer. - permanece de pie.

- Ay querida, siéntate. - la dulce voz de Molly la hizo mirarla.

- No, gracias, estoy bien así. - se cruza de brazos. - No me malinterpreten. Estoy contenta de volver a verlos pero, quiero saber la verdadero razón de mi presencia aquí. - miró la decoración sombría.

- Lunático creyó que querías saber que he vuelto. - ella desvío la mirada, viendo a un hombre delgado con barba apoyado en el umbral de una puerta.

- ¿Sirius? - sus ojos no creían lo que veían. Sintió que su corazón saldría de su pecho porque sus latidos aumentaron. Sudaban sus manos y su respiración se agitó un poco.

- El mismo. - caminó hasta ella. - Estás tan bella como siempre. - mostró una sonrisa tierna pero que aquella le pareció seductora también. Cogió su mano despacio y dejó un corto beso mientras la miraba.

No supo que responderle, solamente se abalanzó a sus brazos, abrazandole con fuerza.

- Pero... - al rato se separa y mira a todos incrédula. - ¿Cómo?

- Deberías tomar asiento, vieja amiga. - sugirió Lupin. - Es una larga historia.

- Y de las que a ti te gustan. - espetó Black para luego sentarse al lado de la chica.

Mientras ellos conversaban, los hijos de Molly, Harry y Hermione cuchicheaban e intentaban escuchar.

- ¿En estas semanas Sirius te habló de ella, Harry? - Granger lo miraba con curiosidad.

Él negó varias veces.

- Escuché que la nombraba cuando hablaba con Remus pero cuando le pregunté que quien era solo sonrió. Remus dijo que era una vieja amiga de la casa Gryffindor.

- Interesante.

- Exacto George. Pero hay que averiguarlo todo.

- ¿Por qué? - esta vez habló Ronald.

- Porque creo que el padrino de Harry está enamorado. - les guiña el ojo.

- Madre mía Fred, ya estás con tus invenciones. - dejó sus ojos en blanco la menor de los Weasley.

Pasó una hora. Ya hacía rato que dejaron de contarle la historia. Ella se alegraba tanto de verle. Sus caminos se separon hacia muchos años... Le dolió saber que James Potter, otro buen amigo murió. Y la historia que se contaba era que fue él. El ligón y amable Sirius. Era obvio que Aitana no se creía nada. Y gracias a este día supo que el traidor fue nada más y nada menos que Petter Pettigrew, o como ellos lo llamaban en Hogwarts, cola gusano. Pues, ella no formó parte de los Merodeadores pero si supo todo gracias a Cornamenta, Lunático y Canuto. Sus mejores amigos.

- Yo no creí que fueras culpable. - mencionó la pelirroja de pronto. Estaban de pie frente a la habitación de Sirius.

Él la miró a los ojos y sonrió mostrando sus dientes.

- Me alegra saberlo.

- Tú no serias capaz de algo así. Nunca. Y menos hacerle eso... a James.

Black desvío la mirada y observó su dormitorio, dejando escapar un suspiro.

- No es justo que aún te acusen y te busquen. Deberían conocer la historia, saber la verdad. No puedes - movía las manos mientras hablaba. - no puedes estar aquí encerrado, Canuto. No puedes.

Él la miró a los ojos. Habían pasado años desde que alguien le llamaba por su apodo.

- Hay que hacer algo.

- Comparto tus pensamientos, querida. Pero aún no es el momento. Hay que seguir investigando e impedir que ese idiota y sus sirvientes desaten más el caos. Él va a por Harry.

- Es un niño muy dulce. - se apoya en la pared. - Es igual que James pero tiene...

- Los ojos de Lily.

- Así es. - lo miró. - Quiero ayudar. Formar parte de La Orden del Fénix.

- No.

- ¿No? - caminó detrás de él al ver que se alejaba.

- No. - se gira. - Es demasiado peligroso.

- Se de sobra los riesgos. Os he vuelto a encontrar. Seré útil. Y no, no me mires así. Voy a ayudar. Joder, quiero hacerlo. Ya os perdí una vez, te perdi a ti. No... yo no... - retenía sus lágrimas. - Por favor.

Se acercó a ella y puso sus manos dulcemente en sus mejillas para luego con su dedo secar sus lágrimas.

- Está bien. Pero ten mucho cuidado. - dejó un beso en su frente.

- Gracias... - sus rostros estaban muy cerca, sus respiraciones se juntaban.

- Extrañaba estar contigo. Los viejos tiempos, ¿sabes? Que te rieras por mis estupideces y me dijeras que era un mujeriego desde tan joven. - rie levemente.

- Yo también te echaba de menos, Sirius. - esbosza una suave sonrisa.

Se hizo un silencio pero no incómodo. Black miró sus labios y luego sus ojos. Se acercó un poco más y...

- ¿Qué haces? - preguntó nerviosa.

- Algo que llevo años queriendo hacer y creo que, ahora, linda, es el momento perfecto. - tras dejarla colorada juntó sus labios en un corto y suave beso. Sus miradas conectaron y volvieron a besarse, esta vez con más intensidad.

- ¿Qué hacéis pervertidos? - Tonks jaló de las camisetas a Fred y George. Pero antes de irse los miró y sonrió. - Ya era hora.

- Lo sabíamos George.

- Somos los mejores, Fred. - y chocaron los cinco mientras Tonks los sacaba de allí.

~🐶~

¡Hola! Este shot me lo ha pedido mi amiga Aitana. Espero que te haya gustado y que te haya sorprendido también. 😊

Ya saben, si quieren pueden hacerme algún pedido. (Que al personaje le conozca, a poder ser)

¡Apoyen con estrellitas para más! ☺️

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