25. Abdul Ali

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Su familia no tenía el dinero suficiente para mantenerse. Ella no tenía trabajo, la habían despedido hacía dos semanas como camarera en un bar de poca monta.

- Han llegado dos recibos más. - comentó su padre con voz débil.

- Lo sé.

- Eun-ji, ¿qué podemos hacer? -esta vez la dulce voz de su madre se hizo presente.

Su nombre significaba flor de la bondad.

- Buscaré la manera de conseguir el dinero. Os lo prometo.

Y ese fue el comienzo de su perdición. Tras obtener de manera misteriosa una tarjeta, llamó al número de esta. En unos días se encontró con un hombre alto,guapo y vestido de traje con un maletín.

Actualmente, aunque ella no supiera de su paradero, se hallaba en la costa coreana, en la isla de Seungbong-ri, cuya extensión no abarca los tres kilómetros cuadrados. Se ubica al noroeste de Corea del Sur, en el denominado como mar Amarillo. Posee un paraje natural espectacular, atractivo e interesante. Y, un edificio enorme donde 456 jugadores luchaban por sus vidas y por ganar el premio. Dinero. Por cada muerte se añadían más fajos de billetes a la gran bola de cristal que colgaba del techo en una de las amplias salas.

Cada vez eran menos jugadores. Las pruebas eran más complicadas.

La primera prueba, luz roja luz verde. Una máquina robótica gigante y escalofriante llevaba a cabo el protocolo, sin entonar la irriante canción.

Apoyado en una pared y dándole la espalda a los jugadores, el robot gigante con forma de niña pronunciaba "luz verde", dando permiso a las personas para que avanzaran todo lo que pudieran. El objetivo era cruzar la línea de meta y superar a la enorme figura sin ser vistos, pero solo podrian hacerlo cuando ella se lo permitiera. Pasados unos segundos, la figura diría"luz roja" y se giraria hacia los participantes, que debían permanecer completamente inmóviles. Los que se movieron recibieron un balazo o más.

Entre los descansos en la estancia donde habían menos de 456 camas en literas, es donde pasaban el tiempo. Comían y bebían allí cuando los dejaban. Charlaban entre ellos y hacian grupos. Aunque no todos. Kang Sae-byeok se mantenía alejada observando, hasta que se unió a Seong Gi-Hun, Cho Sang-Woo, Oh Il-Nam, Ali Abdul y Eun-ji.

Creaban estrategias para las siguientes pruebas. Las galletas Dalgona, la cuerda y ahora tocaban las canicas.

Tenían que ponerse por parejas, San-Woo buscó a su compañero Ali pero cuando intentó hablarle para ser pareja ante la prueba, Eun-jin se le adelantó y con una mueca buscó a otra persona mientras ignoraba a Gi-hun, amigo de la infancia.

- le extiende la mano. - ¿Quieres qué seamos pareja para enfrentar la prueba?

- miró a los ojos azules de la chica. - ¿Por qué quieres ir conmigo? - agachó la cabeza.

- Porque sí -sonríe. - ¿Aceptas? - aún con la mano extendida. Él asintió con una sonrisa y se la estrechó. - Bien.

La prueba iba a empezar. Cada pareja tenia dos guardias o uno que no se separaban de ellos.

El anciano, Il-Nam, fue con Gi-Hun. Sang-Woo con un chico que parecía muy miedoso y Sae-Byeok con una chica llamada Ji-yeong, la cual conoció en la prueba de la soga, ya que formaron equipo.

En esta prueba, cada pareja de concursantes debía eliminar al otro ganándole la partida, pero sin mecánica. No podían rendirse, tenían la obligación de jugar. Cada uno lo iba a hacer a su manera.

Veinte canicas poseían en unas bolsitas cada jugador.

Las chicas decidieron no hacer nada, solo conversar, y que cuando quedara poco tiempo harían una partida sencilla y decisiva. Quien tirase la canica más lejos ganaba y la otra moriría. 001 y 456 estaban en ello, aunque Gi-Hun comenzaba a impacientarse por la pérdida de memoria y los cambios del viejo. Sang-Woo iba bien,trazando estrategias en su mente.

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