Acostúmbrate

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Algunos pensarán que cuando vives más cerca de tu familia y amigos, lógicamente deberías convivir más con ellos.

Pero lamentablemente, no fue así, la verdad en ese entonces apenas recordaba a ciertos parientes.

Lo único que sabía eran sus nombres y apariencia física que contaban hace años, pero eso no era impedimento para haber perdido el afecto.

Para hacer sinceros mi primera semana en esta privilegiada institución fue una...

Umm.... amm....

No encuentro palabras para describir lo decepcionante que pudo llegar a ser, no tenía problemas en seguir una rutina al pie de la letra, pero esta rutina me daba ganas de lanzarme de un quinto piso.

Vamos a empezar por el lunes, el día más odiado de la semana, aunque la verdad solo lo odian por qué da inicio a la rutina diaria de sus vidas, en verdad no odian los lunes, lo que odian es su rutina. Ya que, si en verdad no la odiarán, no odiarían si los lunes les pagaran o incluso no desviado me demasiado del tema, que los lunes tuvieran citas con sus parejas, o cosas por el estilo.

La verdad la gente que odia los lunes solo odia su rutina o incluso solo es demasiado floja que no quiere volver a trabajar el día siguiente, ya que se encuentra muy agotado mental y físicamente para seguir adelante.

Y se preguntarán ¿Por qué habló sobre el odio a los lunes? Por qué los aborrezco, con toda mi alma y ser.

Perdonen por lo que acabo de decir, en las mañanas me pongo muy filósofa y esas cosas, usualmente siempre que duermo 2 horas.

Después de firmar esa bendita hoja, mi tía me trajo a mi habitación, claro no sin antes haber me despedido de mis tíos.

La única cosa más o menos importante que me dijo fue que debo tener impecable mi cuarto 24/7 o conseguiré un castigo, el aseo era responsabilidad de mí y de mi compañero de habitación.

También me explico mi rutina una vez más y la verdad no estaba tan pesada, solo los martes y jueves iban a ser un infierno.

Me desperté con un terrible dolor de cabeza y espalda, ojeras en mis ojeras, mi piel pasó de ser amarillenta a pálida y mi cabello corto era un desastre.

No quería levantarme a las 5:45 todos los días de mi vida, no quería levantarme de mi suave cama, que, aunque no sonara cierto, las camas de la academia eran la casa más suave del universo.

Yo solo quería dormir 5 benditos minutos más, aunque sea 5 más, pero siempre me tengo que levantar, no importa que tan mal este siempre me tengo que levantar.

Empecé estirando una pierna, dejando que mis dedos tuvieran contacto con el clima helado, provocándome un cosquilleo en todo mi cuerpo.

Salir de la capa térmica hecha sé tela en las mañanas era cada vez más difícil. Simplemente me di una vuelta y luego otra para poder acomodar mi cuerpo en la suave cama en la cual estaba rendida.

Me dolía la cabeza por las pocas horas de sueño que poseía, me había desvelado organizando mis cosas, aunque curiosamente no había visto nada de mi compañera de piso, más que sus maletas y su cuerpo con altas posibilidades de haber muerto en la noche ya que no emitía ningún ruido o movimiento, en la parte alta de la litera.

Lo único que había visto de ella era su melena rubia y que era un poste de luz.

Pase al baño el cual era bastante amplió con una regadera de cristal con todos los productos necesarios, en una buena cantidad de cada uno. El inodoro parecía uno de esos inteligentes con bidet y todo ese tipo de cosas.

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