Capítulo 36: El trovador

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Sé de cien damas que cada una de ellas querría tenerme,

si pudiera conseguirme.

Pero yo soy aquel que jamás se envaneció ni presumió,

ni quise hablar demasiado de mí mismo,

pero beso a damas y derribo a caballeros (1)

Nunca pudo felicitar a Bruna por su cumpleaños, cosa que lamentaba

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Nunca pudo felicitar a Bruna por su cumpleaños, cosa que lamentaba. Lo peor era que no podía recordar si tal vez ella lo mencionó en algún momento, y él de bestia lo olvidó. Era probable, solía quedarse embelesado mirándola. No era excusa igual, si se suponía que quería reconciliarse con ella debería empeñarse. Al menos, se dijo, le quedó la alegría de verla durante la fiesta de San Juan.

La buena noticia era que ella ya estaba mejorando de salud y había empezado a salir a retomar sus labores. La mala era que apenas la veía, pues tenía que escabullirse a encontrarse con Guillenma de Barvaira. Era consciente de lo delicado de eso, y sabía que se prestaba a malas interpretaciones. Si Peyre Roger o Bruna lo descubrían, mejor que se preparara para arrojarse de la montaña negra de una vez. Que si, eso era delicado, pero también importante. Necesitaba saber más de la orden.

Guillenma le contó cosas bastante interesantes. Le habló sobre cómo nació la orden de los caballeros del Grial. Todo había empezado durante la primera cruzada, cuando el bisabuelo del conde de Tolosa llegó junto con otros caballeros llegaron a Tierra santa. Fueron estos los que entraron en contacto con la dama del Grial de oriente en aquel entonces: Una joven mujer desesperada y temerosa de que el secreto fuera tomado por cruzados. Aunque, según Guillenma, en ese momento no la llamaban "dama del Grial". Era la que custodiaba el secreto.

Fue ella quien escogió a esos hombres que consideró honorables para que la ayudaran a salvar el Grial. Uno de ellos la tomó por esposa y tuvieron una hija, fue el primer gran maestre de la orden. A partir de ese momento se establecieron las líneas de sucesión de la dama y el maestre, y también se decidió que siempre sería necesario el consejo de una profetisa. Los primeros caballeros que formaron parte de la orden heredaron sus puestos a su descendencia, y con el tiempo se añadieron otros integrantes importantes.

La dama también le reveló los niveles de los miembros dentro de la orden. En la parte más baja estaban los informantes secretos, sirvientes en diferentes regiones. En el segundo nivel, los siervos asociados a los caballeros de la orden, en ese caso Guillenma le explicó que Pons era uno de ellos, al igual que Reginald, el hombre que conoció cuando llegó a Saissac. Incluso Arnald estaba en ese nivel. Algunos ni siquiera sabían que eran parte de una organización, no tenían idea de qué custodiaba. Solo cumplían órdenes y llevaban información. Nada más.

En el tercer nivel estaban los hombres de apoyo, caballeros templarios o soldados escogidos en las diferentes ciudades de Languedoc. Ellos sabían que en caso de emergencia debían de actuar y proteger con su vida a sus señores si estaban en peligro. Hasta ahí la diferencia era que su conocimiento acerca del Grial y de la dama era pobre. No tenían acceso a mucha información, apenas si debían de saber quiénes eran sus señores y cuándo actuar.

La Dama y el Grial I : El misterio de la OrdenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora