Capítulo 5

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Podía sentir el crujir de mis dientes ante la presión que ejercía entre ellos, el desgarre de la piel y el dolor punzante era tal que aún no comprendía como seguía consciente

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Podía sentir el crujir de mis dientes ante la presión que ejercía entre ellos, el desgarre de la piel y el dolor punzante era tal que aún no comprendía como seguía consciente.

— Muerda esto — un trapo fue puesto en mi boca.

Aunque algo tarde, podía sentir el metálico sabor de la sangre en mi paladar, gracias al haber mordido de manera inconsciente mi lengua.

— Siga pujando — la partera dijo.

Una de las mujeres presente intentaba secar el sudor de mi rostro, el dolor en mi pelvis a este punto me tiene alucinando, sigo pujando aunque se me vaya el aire en eso y quede sin fuerzas para hacerlo de nuevo. La imagen de un niño de regordetas mejillas y castaño cabello, era mas que motivante. Cerró sus ojos con fuerza mientras hacia un esfuerzo sobre humano, su cuerpo le pide descanso, sin embargo, no es posible por ahora.

A las afueras de los aposentos, las concubinas yacían reunidas para ver al nuevo miembro de la dinastía. 

Şamsişah solo pedía Allah que fuera una niña o en su defecto que Ayse muriese en el parto. La hatun era un problema, el Sultán parecía incluir a Asyse en cualquier cosa que tenga que ver con el harem o sus hijos. Sus ojos marrones chocolate se posaron sobre la rubia a unos metros, Şemsperi, otro dolor de cabeza que encontrara su fin muy pronto.

El llanto de un bebé se escuchó a través de las puertas, Şemsperi y Şamsişah compartieron miradas, si Ayse da a luz a un Şehzade crecerá en estatus, la mujer de por si era consentida por el Sultán y eso solo aumentará si su bebé es un niño.







***

— Sultán,  Sultana — la hatun hizo una reverencia ante sus superiores — Ayse hatun acaba de dar a luz

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— Sultán,  Sultana — la hatun hizo una reverencia ante sus superiores — Ayse hatun acaba de dar a luz.

— Por Allah que buena noticia — Kosem se mostró feliz mientras sostenía la mano de su hijo — Felicidades mi León eres padre una vez más, que Allah te siga bendiciendo con muchos más — la pelinegra deseó.

— Muero por ver a mi nuevo sobrino o sobrina — Atike Sultan habló desde su posición, sentada sobre un cojín a los pies de su madre.

Murad se puso de pie y con el Kosem Sultan, el hombre sin mediar palabras salió de los aposentos.

La Haseki // Ayşe Sultan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora