Capítulo 15

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— Sultana — hice una reverencia

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— Sultana — hice una reverencia.

La mujer me miró con una sonrisa, su mirada afilada analizándome — Me alegra verte mejor — dijo.

Dio una mirada a mis aposentos antes de sentarse en el mueble, hizo una señal con su mano indicandome tomar asiento a su lado.

— No quise venir antes para no incomodarte, sin embargo, la paciencia no es mi fuerte — dijo con gracia — Creo que el tiempo que llevas de descanso es más que suficiente. Los Príncipes y Sultanas esperan por ti, esos niños te adoran... — de manera amable colocó su mano sobre mi rodilla— Es tiempo de que salgas de tu guarida, mi hermano necesita a su consorte y si tu no satisfaces sus necesidades, alguien más lo hará — aquel consejo parecía más una declaración.

Asentí ante sus palabras — Sé muy bien cuales son mis obligaciones, supongo que esas mujeres deben estar felices con mi ausencia ¿No? — digo con una pequeña sonrisa.

La primera hija del difunto Sultán Ahmed, la Sultana Ayse aleja su mano de mi rodilla y se acomoda en el asiento — La Sultana Madre no se quedará de brazos cruzados esperando por ti, es bueno saber que tienes eso claro y que no confundas el aprecio de mi madre — volvió a sonreír — Un Sultán necesita a una mujer fuerte a su lado — la Sultana Ayse se puso de pie, con la esperanza de que la madre de sus sobrinos entienda el mensaje.

Me levanté imitando su acción — Si, Sultana — hice nuevamente una reverencia.

La mujer dio media vuelta y se dirigió a las puertas cuando de repente detuvo el paso y mirando sobre su hombro dijo — Espero no seas una segunda Meleksima — para luego seguir su camino.

Cuando la Sultana dejó el lugar y las puertas fueron cerradas, Nezrin se acercó con rapidez hacia mi, con  mirada preocupada.

— Iré a ver a esos bastardos — solté con disgusto — Debo cuidar de esos niños pero ¿Cómo hacerlo? Si no fui capaz de proteger a mi propia sangre — allí estaba el nudo en la garganta dispuesto a no dejarme respirar en paz — Oh Allah — suspiré. Me deje caer sobre el mueble rendida — ¿Cómo puedo extrañarlos? ¿Por qué cuando pienso en ellos me duele el pecho? — lleve mi mano derecha al lugar donde habita mi corazón.

— Eso es porque se ha encariñado Sultana ¿No era ese el plan? — preguntó confusa.

Fruncí mis cejas pensando en sus palabras y la respuesta es no, ese no era el plan.

— Cambio de planes — observo a Nezrin mientras considero mis opciones.

— ¿Ya no sacrificará a los Príncipes? — preguntó con su grandes ojos puestos en mi.

— No, no... ¡Si! Pero no como tenía planeado. Hay dos Príncipes mayores que mi Ahmed, debo asegurarme de que su majestad nombre a mi León como su único heredero — le expliqué.

— La Sultana Madre Kosem no lo aprobará — comentó interesada.

Una sonrisa de lado se formó en mi rostro — Por esa razón el Sultán Murad debe tomar el poder que por derecho es suyo. Es hora de que la Sultana Kosem termine su regencia — dije extasiada ante la idea.

La Haseki // Ayşe Sultan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora