Capítulo 13

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— Majestad, la Sultana Ayse ya se encuentra en los aposentos reales — el eunuco informó

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— Majestad, la Sultana Ayse ya se encuentra en los aposentos reales — el eunuco informó.

Con un ligero movimiento de mano el hombre despachó al eunuco, el cual hizo una reverencia antes de retirarse en completo silencio. Dejando el libro ciertamente antiguo sobre la polvorienta mesa, se dispuso salir del pequeño cuarto, el mismo aposento donde encontró a Ayse hace algunos años.

Con pasos firmes y sin mirar a nadie se dirigió a sus aposentos, todos al verlo pasar le hacen reverencia al gran Sultán. Los aghas encargados de custodiar sus aposentos, abren las puertas tan pronto lo ven llegar; con sus manos entrelazadas a sus espaldas ingresa al lugar, dio una mirada rápida al lugar, su vista pasándose en la fama de compañía de Ayse quien hizo una reverencia y al ver sus intenciones de notificar a su señora de su precencia, alzó una mano indicando que se detenga. Nezrin posó su vista en el suelo, manteniéndose en completo silencio.

Murad con pasos casi insonoros se acercó a la mujer que se encuentra sentada de espaldas a él, desde su altura puede ver como esta amamanta a su hija, más su sorpresa creció al identificar a la pequeña Hafsa entre los brazos de la mujer. Un sentimiento cálido se extiende por su pecho y una sonrisa ladina toma lugar en su rostro, coloca su mano derecha sobre el hombro femenino, causando sorpresa en la mujer.

— Mi Ayse — pronunció con suavidad.

La joven madre alzó la cabeza e hizo el amago de pararse solo para ser detenida por el Padisha.

— No es necesario — el hombre dijo.

Con ojos inquisitivo recorrió a la mujer a la vez que la rodeaba hasta tomar asiento en el mueble frente a ella.

— Mi Sultán, me dijeron que quería verme — la mujer dijo con voz suave, casi aniñada — Espero no le moleste que haya traído conmigo a Hafsa — una mirada inocente en su rostro.

Murad sonriente dijo — ¿Desde cuando te gustan las brujas? No me digas que eres como la Sultana Halime — un atisbo de diversión en sus ojos azules.

La incredulidad se posó en el rostro de la joven antes de desviar la mirada para posarla en el bulto entre sus brazos.

— Qué cosas dice mi Sultán ¿Cómo podría gustarme ese tipos de cosas? Allah me libre — Ayse trató de mostrarse segura.

— ¿Por qué me mientes? — con aparente calma, el Sultán preguntó.

Ayse se encogió de hombros, como una niña reprimida — Yo... estaba preocupada por nuestro bebé... fui a la enfermería pero las parteras decían que no había vida en mi, pero yo sabía que sí, me siento igual a cuando estuve embarazada de Ahmed y Hanzade — la consorte empezó a tejer la mentira con la esperanza de que fuese lo suficientemente creíble. — Por eso fui con una bruja, ella me lo confirmó, me dijo que en unas pocas semanas se haría notable. Cuando volví a ir con las parteras, ellas me dijeron si estoy embarazada — finalizó.

La Haseki // Ayşe Sultan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora