- Eres el gobernante del mundo y me regalas rosas - dije olfateando el ramo de rosas blancas - Soy la mujer más afortunada del mundo - alejé las rosas para sonreír.
Mis ojos conectaron con los de Murad, aunque su rostro parecía impasible, tiene una mirada cálida. Con cuidado colocó un mechón de mis cabellos tras mi oreja.
- Me alegra que te gusten - entrelazó sus manos tras su espalda.
Asentí, rompiendo el contacto visual, enfoque la mirada en los niños que juegan en el gran jardín, alegres e inocentes. Por momentos como este descarté la vil idea de acabar con sus vidas o peor aún, evitar que la vida se los llevará.
Sentí el cuerpo de Mirad presionar contra el mío, sus manos se pasearon en mi cintura mientras recargó su cabeza en mi hombro.
- Deseo darles un buen futuro, quiero ser un Sultán digno. Haré todo lo que esté en mi disposición para asegurar su bienestar - las palabras cargadas de honestidad me hicieron sonreír.
- Sé que serás un gran Sultán, todos reconocerán tu poder, en cuanto tomes las riendas... - y aquí comienza la primera parte de mi plan.
Doy media vuelta quedando cara a cara con él, coloqué mis manos en su rostro.
- Tu eres la sombra de Allah en la tierra, tu eres el gobernante de los tres mares - recosté mi cabeza en su pecho.
Llenar su cabeza con la idea de que el momento de tomar su poder ha llegado. Tal vez agilizar las cosas salga a mi favor, así como Murad se muestre como legítimo gobernante, yo podré asentar mi poder como la segunda autoridad en el harem. Esta vez el harem a de respetarme y temerme.
Los días pasaron con relativa calma, Edirne tiene ese aire encantador y fue la cuna de nuestro amor, un amor destinado a extinguirse por una prostituta.
***
Tallo mis manos contra la tela del vestido en busca de disminuir el sudor que hay en estas, camino en círculos dentro de mis aposentos a la espera de alguna noticia ¿Lo habrá hecho? No puedo evitar cuestionarme una y otra vez.
- Sulta... - levanto mi mano.
- Silencio, necesito pensar - reprendió sin voltear a ver mi criada.
El gran día ha llegado, el cambio que sacudirá al imperio. Allah mediante todo saldrá bien y es que todo saldrá bien porque Murad en esta y en la otra vida no se negaría a tomar el poder que por derecho le corresponde.
Adelantar la toma de poder del Sultán, ser la mujer a la que cuenta sus sueños y anhelos me da el privilegio de soltar ciertos comentarios "desinteresados" y ser yo la única que apoye su desición lo hace aún mejor.
Tome asiento sobre el mueble, mis ojos se posaron en los niños que juegan en silencio al otro extremo de los aposentos, una sonrisas se extiende por mi rostro.
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La Haseki // Ayşe Sultan
Fiksi Penggemar- ¿Cuántos ríos has secado? - el hombre en su lecho de muerte vio su vida pasar frente a sus ojos, recordó todo lo que perdió. - ¿Qué es lo que más lamentas Murad? - la voz dulce parecida a la de una mujer preguntó. El hombre a duras penas si podía...