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Alrededor de diez días más tarde JunMyeon se despertó en mitad de la noche y vio que SeHun no estaba a su lado. Se levantó de la cama y fue a buscarlo. Se había estado comportando de una manera un tanto extraña desde que fueron a cenar a casa de Seohyun. Lo vio en la oscuridad sentado en el sofá con los pies sobre la mesa.

—¿Qué estás haciendo ahí? —preguntó JunMyeon con una sonrisa.

—Nada, pensando. Creía que estabas dormido conejito. —respondió SeHun con algo de incomodidad.

—Me desperté y vi que no estabas. ¿Te pasa algo? —cuestiono JunMyeon captando el tono de SeHun.

SeHun le dio la mano y lo atrajo hacia el sofá.

—Me voy a Nueva York mañana por la mañana. —conto sin mucha emoción.

—¿Te vas? ¿Ha pasado algo? —preguntó JunMyeon sorprendido por la noticia.

—Tengo que ver... a algunas personas. —dijo SeHun no muy convencido.

—¿A algunas personas? Estás siendo muy misterioso SeHun. —regaño JunMyeon sonriendo.

—Simplemente tengo algo que hacer para mi abuelo. —respondió SeHun secamente.

—Ya entiendo. —dijo JunMyeon aliviado de que solo sea la presión de su abuelo—, asuntos familiares. Si te necesita, te necesita, pero yo te voy a echar de menos. —añadió con un puchero.

—Yo también. —hablo SeHun con tristeza.

—¿Cuánto tiempo vas a estas fuera? —preguntó JunMyeon con un nudo en la garganta.

—No tengo ni idea, pero espero que no mucho. —prometió SeHun.

—¿Quieres que te haga la maleta? —oferto JunMyeon.

—No, gracias, me voy a pasar por mi apartamento para recoger algo de ropa limpia. —corto SeHun con rapidez.

—Supongo que no me puedes llevar en la maleta, ¿verdad? —puchereo JunMyeon.

—Me encantaría que vinieras conmigo, pero esto es algo que tengo que hacer solo. —SeHun sonrió levemente.

—¿Hay algo que pueda hacer para que cambies de opinión Hunnie? —preguntó JunMyeon, deslizando la mano hacia el interior del albornoz de SeHun.

—Podrías hacer muchas cosas, pero no voy a cambiar de opinión conejito. —susurro SeHun sonriendo nuevamente, pero esta vez con sinceridad.

—¿Me vas a llamar?

—Todos los días. Te lo prometo.

—Vamos a la cama y déjame que te dé algo para que te acuerdes de mí durante tu viaje. —sugirió JunMyeon con orgullo.

—Algunos hombres ignorarían una oferta como esta, pero yo no soy uno de ellos. —comento SeHun lamiéndose los labios.

Quizá fuera el hecho de que supieran que iban a estar separados durante algún tiempo lo que aumentó el deseo y la incapacidad de contenerse. Desde la primera caricia se vieron invadidos por un hambre irrefrenable. Sus cuerpos se enredaron y se empaparon de sudor. Gimieron de insoportable placer y alcanzaron un clímax que los dejó tan saciados, que ambos se quedaron dormidos.

Cuando JunMyeon se levantó, SeHun ya se había duchado y estaba desayunando.

—¿A qué hora es tu vuelo? —le preguntó JunMyeon.

—A las once. Tengo tiempo para dejarte en el trabajo y pasarme por mi apartamento. —respondió SeHun con la mirada baja.

—Estarás agotado. No has dormido mucho esta noche. —lamento JunMyeon con tono cariñoso.

—No te preocupes, me recuperaré en el avión. —hablo SeHun tomando su café.

—Me gustaría que no te fueras Hunnie. —lamento JunMyeon.

—Esto es importante. Te contaré todo cuando vuelva. —respondió SeHun con sequedad.

—Me tendré que quejar a mi jefe sobre ti. —bromeo JunMyeon para aligerar el tenso ambiente.

—¿Crees que te hará caso? —murmuro SeHun ya más relajado.

—Bueno, la verdad es que tengo cierta influencia sobre él. —comento JunMyeon con coquetería—. Tengo algunos trucos en la manga.

—Guárdalos para cuando vuelva conejito. —sugirió SeHun y JunMyeon bajó las escaleras con un suspiro de felicidad.

SeHun cumplió su palabra y lo llamó todas las noches. A JunMyeon le animaba el sonido de su voz, pero lo echaba muchísimo de menos. Por las noches era peor que durante el día. Echaba de menos su presencia en la cama, SeHun se había convertido en una parte vital de su vida y además no sabia si era por extrañar a SeHun pero había perdido un poco el apetito y lo comía le caía mal enseguida.

Un día, luego de que JunMyeon saliera del baño por un acoso de ascos que le invadieron al oler el café con leche que preparo Jiyeon, el abuelo de SeHun entró en su despacho.

—¿Dónde está este nieto mío? —preguntó—. Su secretaria me ha dicho que está en el extranjero, ¿Qué demonios hace fuera?

—Está en Nueva York, señor Oh. —repuso JunMyeon sorprendido y confundido, aunque talvez sea la edad o su ataque de nauseas lo hayan dejado tonto.

—¿Qué está haciendo allí? —repuso el anciano nuevamente.

—Está haciendo lo que usted le mandó que hiciera, señor Oh. —explico JunMyeon rezando para que nada de lo que estaba pensando sea real, SeHun no le habría mentido.

—Mi querido JunMyeon. —regaño el anciano riendo—. Puede que sea viejo, pero no he perdido la cabeza. Yo nunca envié a SeHun a Nueva York. ¿Por qué iba a hacerlo? Es más, he quedado con él para jugar al golf mañana.

—pero.. SeHun me dijo que tenía que hacer algo para usted. ¿No es así? —el corazón de JunMyeon se encogió.

—Desde luego que no, JunMyeon. —confirmó el abuelo de SeHun.

—Lo siento, no debí entenderlo bien, pero SeHun está en Nueva York. —dijo con inseguridad.

—¿Cuándo vuelve? —replico el anciano.

—No lo sé.

—Ya le diré algo cuando vuelva. Ese partido es muy importante, nunca hemos faltado. —renegó el abuelo de SeHun.

—Señor Oh. —llamo JunMyeon cuando el anciano se estaba por ir.

—¿Qué sucede JunMyeon?

—Hace tiempo usted me dijo que por lo años que ya llevo acá y mi buen desempeño si yo quisiera irme a disfrutar mi vida o a buscar el éxito en otros rubros usted aceptaría mi renuncia ¿eso sigue en pie? —pregunto JunMyeon sin mirarlo.

—Nunca falló a mis promesas JunMyeon. —respondió el señor Oh con una sonrisa—, ¿SeHun ya te canso demasiado? O ¿ya tienes otra mejor oferta?

—Ninguna de las dos en sí, pero creo que podría necesitar estar alejado del trabajo por un tiempo, he pasado mucho tiempo ya. —mintió JunMyeon.

—Sabes que te aprecio como a uno más de mi familia JunMyeon, si te vas a tomar tu año sabático házmelo saber y te lo daré y cuando desees volver el puesto estará disponible para ti. —anuncio el señor Oh con cariño—. No dudes en llamarme y ahora me voy debo checar unas cosas.

El señor Oh se fue de su despacho. A JunMyeon le dolía mucho pensar que SeHun le había mentido y ahora también tenia ciertas dudas hacia la verdadera causa de sus nauseas, tendría que solucionar esto rápido.

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ah comenzamos con el drama, que comience el caos que inicie la destruccion okno jajjaa

Novios por una semana_SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora