VIII

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Al bajar de la limusina, JunMyeon contempló la impresionante fachada. No podía imaginarse cuántos dormitorios habría.

—No está mal. —suspiró JunMyeon maravillado.

—¿Impresionado conejito? —le preguntó SeHun sonriendo por verlo tan animado.

—Estoy impresionado por cómo serán las facturas. Debe de costar una fortuna calentar este sitio. —jadeo JunMyeon imaginándose las facturas.

—Esa es la razón por la que esta es una casa de veraneo. Aquí los veranos son calurosos y no hay necesidad de calentarla. Mi madre, aparte de otras cosas, es sensata. —respondió SeHun bromeando.

—Ya me estoy empezando a dar cuenta de dónde procede tu astucia. —reprocho JunMyeon—. ¿Qué características has heredado de tu padre aparte del gusto por los amantes pasionales?

—Bueno, pues el físico, el encanto y el ingenio, por supuesto. —enumero SeHun con galantería.

—Muy útil. —respondió JunMyeon irónica.

—Depende de para qué lo quieras utilizar. —añadió SeHun con una sonrisa lasciva.

— ¿Y por qué tu padre no está en el negocio de los hoteles? —preguntó JunMyeon mientras caminaban hacia la puerta principal.

—Se le da mejor gastar dinero que ganarlo. Por suerte, no se puede gastar todo lo que tiene. Heredó una fortuna de su abuela materna y desde entonces vive de las rentas. No significa que no entienda nada de dinero. —le conto SeHun—. Lo tiene todo invertido y produce mucho más del que podría gastar durante tres vidas, pero así no tiene que trabajar.

—¿Y qué hace durante todo el día? —preguntó JunMyeon con curiosidad.

—Ya te lo he dicho, gastar dinero. —contestó SeHun justo en el momento en que se abría la puerta como por arte de magia.

JunMyeon iba a continuar con el tema, pero una visión lo dejó sin habla: un mayordomo permanecía en la puerta. No era un mayordomo cualquiera, era uno inglés auténtico, por la forma que tuvo de saludarlos. Podría haber salido de una de esas conocidas series de televisión.

—Te has quedado helado conejito. —SeHun le murmuró a JunMyeon al oído.

—¿Es auténtico? —preguntó JunMyeon mientras entraba a la casa.

—Watson, Mi hermoso novio quiere saber si usted es auténtico. —murmuro SeHun con diversión.

—Desde luego que lo soy, señor. —respondió Watson con gravedad.

—Es auténtico. — informó SeHun provocando en JunMyeon una mirada asesina.

—Muy gracioso. No le haga caso, Watson. —aclaro JunMyeon con amabilidad—. Tiene un sentido del humor malvado.

—Conozco bien las extravagancias del señor SeHun, joven. —respondió el mayordomo con una reverencia.

—¿Somos los últimos en llegar? —preguntó SeHun al mayordomo.

—De los que se esperan hoy sí. La señora retrasó la cena para hacerla coincidir con su llegada. Los cócteles se servirán en el salón dentro de media hora. —señalo el mayordomo.

—Nos dará tiempo. No hace falta que nos acompañe, sé el camino. —ordeno SeHun tomando la mano de JunMyeon.

—Muy bien, señor. —asintió Watson—, le diré a Jinyang que suba su equipaje directamente.

La escalera era de una madera exquisitamente tallada y, mientras subía, JunMyeon se podía imaginar a elegantes damas de principios de siglo bajando con sus hermosos hanboks , dispuestas a hacer una entrada espectacular.

Novios por una semana_SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora