XIV

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Bailaron una canción tras otra. El movimiento de sus cuerpos aumentaba la tentación. JunMyeon respiraba el aroma de la colonia de SeHun, que se mezclaba con su propia esencia varonil. Se sentía cautivado por las lentas caricias de SeHun en su espalda y JunMyeon introdujo sus dedos en la frondosidad de su cabello y lo acarició con pasión.

Un poco más tarde, pusieron música más rápida y se vieron obligados a separarse. Sus ojos encendidos se encontraron reflejando la tempestad que se había creado. Ninguno de los dos había deseado que se acabara el baile y por eso SeHun se lo llevó hacia la oscuridad de la noche sin una palabra de protesta.

El hotel estaba rodeado por extensos jardines y SeHun tomó un camino estrecho que los llevó a las sombras de un árbol. Se apoyó en el tronco y atrajo a JunMyeon hacia él. El frescor de la noche le devolvió la consciencia por un instante JunMyeon se resistió e intentó apartarse de él.

—No deberíamos estar haciendo esto. —protestó JunMyeon logrando por fin alejarse un poco de SeHun.

—Ya lo sé. Esto era lo último que yo quería que sucediera. Debo de estar loco, pero.... Qué demonios... —gruño SeHun atacando sus labios en un beso apasionado.

—No, SeHun. —ordenó JunMyeon débilmente mientras los labios de SeHun se movían hacia los suyos.

Sus palabras fueron interrumpidas por la pasión devastadora de los labios de SeHun y toda su resistencia desapareció inmediatamente. Gimió de satisfacción y lo abrazó con fuerza.

El beso fue tan enloquecedor como los otros que habían compartido y aumentó la intensidad de su excitación. Se dejaron llevar por la pasión que surgía en ambos. Un beso nunca iba a ser suficiente. Estaban atrapados y lo único que podían hace era dejarse llevar.

Finalmente, SeHun separó su boca de la de JunMyeon y, respirando profundamente, apoyó su cabeza en la suya y cerró los ojos.

—Si no paro ahora, no creo que pueda luego. —declaró SeHun con pasión.

—¿Por qué nos está pasando esto a nosotros? —preguntó JunMyeon—. ¿Qué hemos hecho para merecerlo? Yo estaba contento cuando no me caías bien.

—No voy a discutir sobre eso ahora. —dijo SeHun besándole las mejillas.

—Yo no quería desearte tanto. —se quejó JunMyeon.

—¿Qué me has hecho, pequeño conejito? —dijo SeHun mientras le mordía con suavidad el lóbulo de la oreja—. No puedo dejar de acariciarte. Eres como una droga, cuanto más tengo, más quiero.

—Ya lo sé, pero tenemos que parar. —dijo JunMyeon mientras desabrochaba los botones de su camisa y acariciaba su piel firme y cálida.

—Mm. Eso me gusta. —ronroneo SeHun dejándose desnudar.

JunMyeon tembló, atrapado en las garras de un intenso deseo. Nunca se había sentido así antes ni con Kyuhyung ni desde luego con Daniel. ¡Daniel! Su nombre era como una ducha de agua fría que apagaba el fuego que lo invadía. De algún lugar consiguió la fuerza para apartarse de SeHun, su relación con Daniel no era tan serio, pero aun así merecía respeto y la sinceridad de parte suya.

—¡Dios mío! ¿Qué estoy haciendo? —murmuró JunMyeon con una voz agonizante—. Esto no está bien.

—¿Qué hay de malo en que dos personas se deseen? —cuestiono SeHun.

—Pero tú eres el hombre equivocado y yo también. —regaño JunMyeon pasándose la mano por la cara.

—Bueno, es obvio que no es así. —dijo SeHun burlonamente—. Parece que la naturaleza nos está diciendo lo contrario, al menos físicamente. Quizá deberíamos hacerle caso.

Novios por una semana_SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora