Yeiii....
Una tos seca, casi enfermiza hizo que Soma y Soe mirasen a Azami, quien batallaba contra el humo de su cigarro para no ahogarse. Pese al dolor en sus pulmones, los golpes en su cuerpo, siguió calando el cigarro, absorbiendo nicotina en estocadas como si de una aspiradora humana se tratara.
—El cigarrillo es dañino —Soma bromeó, mirándole de reojo sin evitar esa sonrisa insana que se dibujaba en su rostro.
—Si voy a morir hoy, quiera tragar tanto humo como sea posible —objetó Azami, quitando su cigarro y soplando el humo, dejando que la cara del pelirrojo y el detective se asquearan por un gesto tan incorrecto—. Amo fumar. Fumaría hasta morirme.
—Te has tardado —dijo el chico de dorados ojos.
Soe no sabía si discutir entre aquellos lunáticos, solo se mantenía al margen. Miraba las armas en la mesa, tentado a tomar una y acabar con aquello, pero algo le decía que cesara de sus acciones, esperando el peor de los resultados posibles.
Su mente ya no pensaba con completa cordura. Algo -tan fuerte y enfermo- le mantenía pegado a esa silla sin ningún tipo de ataduras. Era como si su voluntad y curiosidad le hiciera participe de un acto tan...sin sentido. Quería, desde lo más recóndito de sus entrañas; ver, apreciar, participar, ser parte de un futuro incierto que se escribía con sangre.
Había perdido todo ya. Su carrera. Su vida. Su dignidad. Su ser. Y, si algo le llenaría de satisfacción, sería...tener a Nakiri Erina para él. Aun sí eso significaba que ella se asquearía de su presencia, que le repudiara, que chillara con todas sus fuerzas que se alejara de su persona.
No quería tenerla toda una vida...eso sería imposible.
Pero, muerta, ella podría estar tibia...un par de horas.
—Algo muy asqueroso pasa por tu mente, detective.
Soe alzó la vista, encontrándose con la mirada escrupulosa de Yukihira Soma, quien parecía divertido al contemplarle.
—Se te hizo una sonrisa ancha —comentó Azami— ¿Quieres compartir con la clase qué es aquello que estabas pensando?
El detective no dijo nada. No porque no hubiese nada que decir, sino porque era algo que a ellos no les gustaría escuchar. No quería ser el primer jugador expulsado por unanimidad de votos en contra.
—Siempre creí que mi vida era un cúmulo de desgracias —comentó el oficial, chocando sus dedos contra la mesa de madera, inquieto— Todo el tiempo, es como si el cosmos tuviera sus peores ideas contra mí.
—Eres una mierda al igual que nosotros —Azami echó una risotada estruendosa. Soma apenas hizo una expresión divertida, que hizo que Soe le mirase raro. Sin esperar a que el buen oficial se defendiera, el otro siguió:— Al cosmos no le importa una mierda tu vida. Es más, estás aquí porque tus malas decisiones te han traído aquí; como una insignificante luciérnaga a la luz. El asunto es, que no quieres aceptar que te has vuelto parte del problema ¡Es más! ¡Eres un problema!
A Soe no lo hizo gracia, menos cuando Azami parecía ahogarse con el cigarro y su risa entremezclada, en un extraño gesto por aguantar la gracia y la respiración al mismo tiempo.
—Yo no soy un maldito parásito para este mundo —escupió el oficial, por primera vez...seguro de sus palabras.
—Si no te consideráramos uno, quizá no estarías sentado con nosotros —le explicó Soma.
—¡Estoy aquí porque tú me metiste en esto!
El pelirrojo frunció el ceño, con esa aura mortal, en señal de amenaza de que guardara su tono con él.
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Filofobia
FanfictionNadie la merecía, todos eran unos jodidos bastardos... Descarga de la responsabilidad: No soy dueña de Shokugeki No Soma, sus créditos correspondientes a sus creadores, Yuto Tsukada y el artista Saeki Shun