Filofobia

08

Hola gente...

¿Me extrañaron?, sé que no, pero aquí les traigo una ofrenda para devorar, algo que he hecho con mucho amor y buenos deseos, contenido sano y de calidad.

Disfruten 7w7

—Oficial, ¿Te encuentras bien?— cierto pelirrojo preguntó con curiosidad al ver como los colores del hombre frente a él desaparecían poco a poco.

—Ah, sí—

No había forma de describir todo el nudo de asco que guardaba en su estómago. Ver la fotografía de quien fue la primera víctima de Yukihira Soma era algo fuera de la realidad.

—Hay algo que todavía no me queda muy claro— Soe volvió su mirada al chico —Hiciste todo esto por Nakiri Erina, ¿Cierto?—

Soma hizo su cabeza a un lado sin dejar de ver al oficial de manera inquisitiva, ¿Acaso era un tonto?, ¿No fue lo suficientemente específico respecto a eso?

—Sí, lo hice por ella— negarlo era absurdo —Creí que había sido lo claro con ese asunto—

—Solo que hay algo que todavía no entiendo— dejó la fotografía sobre la mesa y se cruzó de brazos —Por lo que dices...Nakiri Erina ni siquiera era tu amiga, es decir, no tenías lazos con ella en ese entonces, menos tu novia, podía decirse que tampoco llegaban al nivel de conocidos— miró como el pelirrojo frunció el ceño ante eso así que prosiguió —¿Por qué tomarse tantas molestias?—

Soma hizo una sonrisa retorcida, casi como si sus demonios se hicieran presentes, la esencia de su verdadero yo desbordando a través de sus ojos. Sacudió un poco la cabeza. Pobre oficial, "Aún no lo entiendes" se dijo mentalmente ante la broma.

—Creí que lo habías notado, oficial— se dignó a contestar —Erina no es como cualquier chica— alzó una ceja y se inclinó levemente hacia Soe consiguiendo que este retrocediera un poco en su silla —Ella es especial ¿Recuerdas lo que te dije?—

—¿Qué es lo que...?—

—Lo viste en sus ojos...— interrumpió el pelirrojo —Erina quizá para muchos solo sea una cara bonita, pero es todo lo contrario. Tiene un poder tan destructivo y adictivo que te hace querer protegerla, algo que inexplicablemente te lleva a la perdición a través del deseo mundano de querer poseer una parte de ella. Sí, Erina puede tener a cualquier hombre que quiera, aún si no lo desea, atraerá a estas pestes como las moscas a la fruta. Inconscientemente lo hace, puede que ella no se dé cuenta de ese detalle. Lo vi incontables veces, los hombres en los callejones, detrás de su sombra en la escuela, en la cafetería que ella acostumbra...—

Soma hizo una pausa, con sus ojos bien abiertos mirando al oficial, su mandíbula se movía de forma mecánica sin emitir una sola palabra, o bien, quizá solo pensaba en la selección correcta.