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—He escuchado algunos rumores de que nuestro “amigo” empieza a divagar en un poco de demencia— sus ojos no se apartaban del portapapel mientras seguía escribiendo con desinterés.

—El guardia que vigila las cámaras de seguridad ha dicho que habla muy seguido a la nada— confirmó.

—¿Alguna novedad?— seguía escribiendo con su habitual ritmo como si lo que le hubiesen contado no pareciera gran cosa.

—Soe— le llamó, pero no obtuvo respuesta alguna más que un bufido —Yukihira Soma está sufriendo demencia—

Soe dejó su pluma a un lado cuando escuchó esa sospecha no tan novedosa —¿Qué no habíamos establecido que así era?—

—Lo sé, pero…—

—¿Acaso sientes lástima por él?— interrogó arrugando la frente con desaprobación. Su compañero acomodó su corbata mientras meditaba sobre si contestar o no. Soe no era el mismo desde hace unos días, se puede decir que su carácter de pocas pulgas había vuelto y eso era indicativo de que estaba haciendo bien su trabajo —Veo en tu mirada algo diferente— le acusó mientras apoyaba los codos en la mesa, se cruzó de dedos y apoyó el mentón en los mismos intentando averiguar más sobre la actitud de su colega —Será mejor que hables ya, hoy amanecí con poco o mejor dicho con nada de paciencia—

Su compañero lo miró en breve sabiendo que no mentía, quizá no era el más idóneo para darle las malas nuevas —La corte…—

—¿Qué hay con la corte?...— interrumpió.

—Alguien ha solicitado que Yukihira Soma sea sometido a sesiones de terapia…— sus ojos se clavaron en el buen oficial y este prefirió nuevamente volver a escribir —¿No te sorprende?—

—No en lo absoluto— admitió —¿Es acaso uno de sus nuevas estrategias de circo, maroma y teatro para investigar a su conejillo de indias e intentar obstaculizar el juicio?—

—Alguien testificó a favor de Yukihira Soma…—

De pronto el lápiz de Soe dejó de moverse, sin rumbo aparente volvió su mirada hacia su compañero —¿Acaso hay otro demente? ¿Quién puede estar tan loco como para testificar a favor de ese imbécil?—

—Su padre— contestó de inmediato el joven que le dio la espalda para no caer ante los ojos como fuego de Soe.

Soe lo meditó un rato. Era claro que Soma había hablado en algunas ocasiones de su padre, de cómo admitía tener al mismo en un estado sumiso y hundido en la desesperación por sus propias acciones. Le amenazaba, jamás habló de haberle hecho daño, pero la idea no podía descartarse sabiendo que se trataba de Soma.

—Supongo que es su padre, así que no debo sorprenderme de que…—

—Nakiri Erina también testificó a su favor…—

Eso sí tuvo estragos en el cuerpo de Soe.

—Pero ¡¿qué le pasa a esa maldita loca?!— exclamó levantándose de golpe para luego dar círculos y restregar su cabello de forma desesperada —¿Lo ama o no? ¡Me confunde!—

—Te dije que debías ir a la apertura del juicio— dijo el chico mientras se encogía de hombros —Creíamos que tenías el caso ganado, que esto no pasaría más de la apertura, pero al parecer el idiota tenía alguna carta bajo la manga—

—Es que…no lo entiendo…—

—Muchos están consternados al igual que tú, pero tranquilo, lo tenemos bajo control—

FilofobiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora