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Disfruten 7w7

Por siempre suyo...Un pequeño Kaos





























—Tenías mucha razón, Soma, aquí hay mucha diversión— Asahi se llevó un trago de tequila de golpe, sintiendo como el escoces de la bebida le quemaba la garganta en el proceso —¡Joder! ¿Y a qué horas nos caen las nenas?

La mirada de ojos grises viajó de forma nada discreta hasta el asiento donde Soma tenía a Erina reposando en sus piernas, ambos compartiendo saliva y quizá encendiendo esas pasiones que no pueden hacerse en público.

—Consigan un hotel ¿No?— Asahi carcajeó, pidiendo más tragos para la mesa.

—Supongo que lo dejaremos para dos horas después— Soma dijo entre sus labios, proporcionándole una mordida en el cuello a Erina antes de que la rubia se retirara de sus piernas.

—Lo que Asahi necesita es una chica— Erina bromeó, tomando de su margarita —O quizá una nueva botella de tequila— miró por el hueco de la botella el vació que dejaron hace solo una hora.

—Iré a conseguir otra— Soma se levantó de golpe, se acercó a Erina, su mano enredándose en las hebras doradas de su cabello y tironeando para robarle un beso furioso —Intenta no salir bailar con algún idiota de aquí ¿Sí? No quiero tener que matar a nadie.

Ujum, posesivo— dijo Erina y luego vio a Soma desaparecer entre la masa de personas.

Soma sonrío —No es mentira, es una realidad— dijo eso último con la intención de que su niña de ojos violetas no escuchase nada

El pelirrojo se acercó a la barra, le hizo una señal al barman y pidió una nueva botella de tequila.

Era sorprendente lo bien que la estaba pasando con su novia y cuñado, una noche tranquila en la que seguramente no vería algún idiota arruinarle la existencia. De hecho, hace mucho que no tenía problemas y ya se estaba acostumbrando a la rutina.

Quizá su felicidad estaba asegurada y ya no tendría que hacer más de las suyas por conservar a su niña de ojos violetas.

—Gracias, amigo— Soma tomó la botella y le entregó al barman su tarjeta de crédito para pagar —Quiero que añadas dos rusos blancos a mi orden y quiero verlos en mi mesa en diez minutos ¿Puedes?

—Que sean tres...

Soma arrugó el entrecejo una vez que escuchó aquella voz endulzada en azúcar que se atrevió a interrumpirlo —Tadokoro...— pronunció por lo bajo, viendo a la zorra de cabello azul cruzada de piernas sentada en la barra —¿Qué haces aquí?

—Prácticamente los bares y discotecas de la ciudad son mi casa ¿Lo olvidas?— ronroneó arrogante mientras dejaba un vaso vacío en la barra. Se dirigió a Soma y lo escaneó ligeramente —Te ves bien ¿Tú perrita de clase alta te tiene bien atendido?

Soma rechinó los dientes, sin previo aviso, la tomó de la muñeca y apretó de ella tan fuerte que se ganó un chillido de dolor por parte de la peliazul —Vuelve a decirle de esa manera y te juro que te rompo el brazo de un tirón.— furioso, sus ojos clavados en ella le decían que no estaba de bromas —Y no pienses en acercarte a ella...sino quieres que te...

—¿Qué? ¿Vas a matarme?— bromeó entre risas forzadas Megumi —¿Olvidas quién te ayudó con el idiota rubio de la última vez?— pudo ver como el agarre de Soma se hacía más y más débil —Relájate, solo quería un trago ¿Acaso vas a negarle un trago a tu mejor amiga?

FilofobiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora