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Agárrense...

Por siempre suyo...un pequeño Kaos.

















Hace solo unos infernales minutos había experimentado el asqueroso momento con la demente -pero terriblemente sexy- señorita Nakiri Erina. No faltaba decir que estaba asqueado ¡Joder! Era un puto mal sabor de boca.

Pero no todo era negativo. Hoy acabaría con uno de sus trabajos, aparentemente las pruebas de que Tadokoro Megumi era la responsable del asesinato de Asahi era un tema más que zancado, ahora solo faltaba comprometerla para aceptar que ella fue la mente criminal también por el homicidio de Saiba.

—¡Oficial Soe!— alguien advirtió casi en un grito, haciendo que el honorable hombre parase antes de entrar a una de las salas de interrogatorio. Un joven que reconoció como vigilante de las cámaras de seguridad del psiquiátrico donde se encontraba Soma corría hacia él de forma apresurada —Le he estado llamando todo el día— dijo entre arcadas para recuperar el aliento por la carrera.

Soe sabía que le había llamado, claro, el idiota frente a él le había detenido en su momento de éxtasis.

—¿Y has venido corriendo del psiquiátrico solo por eso?— el oficial torció el gesto con evidente desinterés.

—El director me ha mandado— explicó el joven —Ya no queremos a su prisionero en nuestro internado.

Soe tensó la mandíbula al escucharlo, ¿Acaso Soma hizo algo?

—No, él no ha hecho daño a nadie— se adelnató el chico al leer la expresión de Soe —Pero su comportamiento es anormal, incluso más de lo que acostumbramos.

—¿Es eso?— Soe sonrió, incrédulo.

El chico tragó un nudo —Habla solo...

—Eso no es nuevo— el oficial bufó.

—¡No! ¡No lo entiende!— el chico se llevó las manos a la cabeza —Últimamente...— carraspeó la garganta —Habla de escapar.

Soe sintió que sus piernas le eran insostenible, algo se ahueco en su estómago y le dio una punzada de dolor.

—¿Qué es lo que ha dicho?— Soe intentó mantener la postura, pero en ese punto su rostro pálido y el repentino cambio de tono le delataban.

—Algunas cosas— el chico decía poco convencido —Algo sobre que ya no podía estar más tiempo ahí. También habla con alguien.

—¿Con quién?— Soe alzó una ceja.

—Nadie— el chico negó, luego corrigió —Bueno, nadie en realidad.

—Explica.

—Habla con...— el chicho se rascó la cabeza para recordar —Tamako.

¿Quién?

Soe solo miraba de forma simple al chico parado junto a él. Cansado de ocultar sus emociones, liberó una media sonrisa triste y negó con la cabeza ¿Cuánto más? ¿Cuánto más había detrás de Soma Yukihira?

—Iré al psiquiátrico para que le trasladen aquí cuanto antes, solo necesito un par de horas para ir a...— Soe dijo pero fue interrumpido.

—De hecho...— el joven desvió la mirada tímidamente —Yukihira Soma ya se encuentra aquí, el director ni siquiera había esperado una respuesta de la policía para trasladarlo del hospital...

—¡¿Qué hicieron qué?!— Soe ladró furioso, sus manos fueron de forma violenta hasta el cuello de la camisa del chico y lo zarandeó con fuerza —¡¿Están idiotas?!— reclamó.

FilofobiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora