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El oficial Soe ya tenía toda la información respecto a Yukihira Soma, sus pasatiempos, para lo que era bueno y para lo que no, su rutina, las cosas que lo apasionaban...

Se sorprendió al saber que tenía una vida normal. No tenía cara de matar una mosca, mucho menos de hacerle daño a otras personas. No importa cuanto lo piense, toda la evidencia apuntaba a que él era la bestia de sembrar el caos en la ciudad.

Todos esperan justicia, por las pobres almas que claman bajo la tierra.








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—¿Hablarás conmigo hoy?— el hombre aclaró su garganta, sacando del completo transe al chico que se encontraba en la silla.

—¿Por qué debería?— su tono desganado, como si el hombre frente a él no representara nada.

—Para que puedan juzgarte como es debido y cada quien pueda ir al lugar que le corresponde— el hombre comenzó a sacar el expediente de su portafolio —Hiciste muchas cosas malas a la gente buena— terminó por sentarse con los brazos apoyados sobre la mesa.

Soma movió su cabeza casi como si quisiera morir de risa, de verdad el oficial era divertido —Yo no hice nada malo— corrigió —Esas personas se lo merecían, todas y cada una de ellas—

—¿Así es como te refieres a tus amigos?— rechinó los dientes con enojo —Debes ser un completo imbécil—

—¿Cómo quiere que hable con usted si me trata de forma descortés?— bufó indignado —Yo en ningún momento le he faltado al respeto—

—¿Te crees muy gracioso?—

—A veces— dijo haciendo una sonrisa ladina de lado.

—Bien, Yukihira Soma— dijo el oficial.

—Soy todo oídos—

—¿Podrías por favor decirme por qué lo hiciste?—

—Tuve mis razones para hacer absolutamente todo lo que hice, no me arrepiento de nada— dijo serio, miró la lámpara con ese amarillo asqueroso con una mirada pensativa —Iré al infierno, y cuando eso pase, estoy seguro que repetiré lo mismo una y otra vez con esos malditos—

Bastaba más decir que el oficial tenía una mirada de asco ¿Cómo puede ser posible que diga esas cosas con tanta naturalidad?

—¿Quisieras contarme tu historia?—

—No es algo agradable de contar— se movió un poco para inclinarse al frente y alzar una ceja jugueton al oficial.

—Trataré de resistir_

—Bien— volvió apoyarse sobre el respaldo de su silla, suspiró intentando recordar como empezar eso —Creo que debería empezar con la parte feliz de la historia—

—¿Cuál es esa?—

—La parte en la que vi a la niña de ojos violetas—










Lamento bombardearlos con mis actualizaciones, pero es que tengo mucho tiempo libre.

Nos vemos la próxima

FilofobiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora