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Uff~....esto fue demasiado xD





















—¡Buenos días, oficial! ¿Qué le trae por aquí?— saludó como el desgraciado que era, hipócrita y miserable ruin que no cabía de felicidad sobre sí mismo. Se sentó sobre su cama y se glorió en gran manera por la mirada de tristeza que Soe llevaba —Intentaré adivinar…Mmmmm— puso su mano en la barbilla —¿No te dieron el ascenso?—

—Yukihira, por favor, basta— era la primera vez que le aclamaba con sinceridad —Tao ha muerto—

—¡Oh no!, ¡Oficial eso es horrible!— Soma se levantó y fue hasta los barrotes de sus celda para verlo más de cerca mientras ponía una mano en su pecho indignado por la noticia —¿Quién demonios es Tao?— dijo sin evitar esa sonrisa ladina.

Soe no quería pelear más con él, estaba demasiado doliente como para hacerlo —Es el oficial a quien mataste en la sala de interrogatorio—

—¿De verdad?— hizo una mirada de asombro autentica —Creí que no lo había logrado, eso significa…— hizo una larga pausa mientras miraba a Soe —¡Que soy muy bueno en lo que hago!, de verdad, oficial…Siempre me supero a mí mismo— orgulloso.

Soe no dijo nada, solo apretó con fuerza los papeles que llevaba en una mano mientras intentaba contener toda esa tormenta de emociones en él. En su otra mano llevaba una taza de café, la puso en un pequeño espacio de los barrotes intentando que no se cayera y sin decir otra palabra decidió marcharse, tenía un funeral al cual asistir.

Soma miró de muy mala gana lo poco entusiasta del oficial, cuando lo vio marcharse sintió una victoria más, tomó la taza que dejó en su celda y probó de su contenido —Café con canela, leche y sin azúcar— sonrió satisfecho.
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[…]

Estaba en el refugio de su hogar…

Miró por la ventana el jardín las frondosas rosas y pensó en todas las que recibió de un asesino. Alguna vez en sus fantasías soñó en que su verdadero amor rebosaría de una locura preciosa, pero hay una línea recta entre estar loco con la consciencia intacta y estar demente a tal punto de saber lo que hacía. Salió al exterior y dejó que la brisa fresca de la mañana se llevara sus preocupaciones.

—¿De verdad estoy tan mal?— una mano acarició su rostro mientras se sugestionaba así misma sobre lo que había pasado —¿Está mal que lo ame después de lo que hizo?—

Y el sueño era el mismo, ese en donde por primera vez alguien se negó a amarla…

Porque ella era Nakiri Erina, porque cuando sus hermosos ojos violetas golpeaban el torrente sanguíneo de cualquiera con solo pestañar ella lo considero una maldición, la idolatraban a tal punto de que harían cualquier cosa que ella pidiera.

Yukihira Soma fue el primero en decirle o, mejor dicho, no decirle lo que ella esperaba, que la amaba. Y es estúpido hasta para la princesa, en su interior eso solo le hizo aumentar su curiosidad por el pelirrojo, todavía recuerda sus cartas, sus detalles, todos en anonimato…

Un día pensaba que quizá su amor verdadero era producto de su imaginación, al siguiente tenía rosas y cartas que le demostraban que el verdadero sueño era la realidad.

Y cuando pudo conocerlo entendió que él era diferente…



—¿Estás bien?—

Su voz era encantadora, sus ojos brillan en la oscuridad. Estaba segura que si se perdía en sus ojos terminaría dejando a un lado su razonamiento. Tomó su mano mientras se paraba sobre esa calle cubierta de baldosas, sin dejar de sentir ese gentil calor de sus dedos, intentaba gesticular palabras de agradecimiento…

FilofobiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora