Homo sapiens vr Homo sapiens

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Por siempre suyo...un pequeño Kaos. 


Flashback

—¡Inclínense todos ante la poderosa Nakiri Erina!— grita la preciosa joven de ojos violetas, mostrando el mazo de cartas que tiene en su mano, dando por terminado el juego de póker con su increíble combinación: Una corrida imperial.

Al ver las cartas y verificar, los otros jugadores tiraron las suyas a la mesa, rendidos. Mana y Seanzendomo encogieron los hombros y Azami Nakamura negó divertido.

El único que no se mostró perturbado era Soma, quien no había pedido jugar, solo fue el repartidor de las cartas; ni siquiera necesitó manipularlas para que ella pudiese ganar, sorprendiéndose de la versatilidad de ella y su forma de ganar la mayoría de las partidas.

—¿Siempre eres tan malditamente buena para los juegos?— Mana cuestionó a su hija, juntando las cartas y acomodándolas torpemente.

—Sufre— Erina le sacó la lengua a su madre, y comenzó a tomar el dinero en la mesa. Sí, no tenía chiste jugar sin apostar nada realmente.—Ustedes no representan una amenaza para mí— dijo ella, altanera.

—Si— Seanzendomo asintió —El único que podía hacerte frente era...— se detuvo, consciente de que apenas se llevaba un mes de luto luego de lo ocurrido.

—Asahi— Erina masculló, arrugando el entrecejo y declinando la cabeza.

Soma afianzó su agarre en ella e hizo que la cabeza de Erina descansara contra su pecho.

—Quien le haya hecho eso a Asahi...— comenzó a decir el pelirrojo —Lo pagará.

Erina asintió contra su pecho —Sí.

—Jugaré con ustedes— Soma tomó la baraja de la mano de Mana y comenzó a moverlas con agilidad —¿Todo o nada?— dijo, contradiciendo la mirada de los mayores.

Pasado el breve momento de tristeza, todos disfrutaron del juego que, en resumidas cuentas, tanto Soma como Erina habían hecho a los ancianos despilfarrar dinero.

—Ahora sé quién invitará el hotel— dijo Soma de forma jocosa, contando los billetes en su mano. Buscó la mirada desaprobatoria de su novia y la tomó del cuello, acercándola hasta arrebatarle un beso rabioso —Tú, por supuesto— dijo, mirando el fardo de billetes regordete en las manos de Erina.

Mana se río por lo bajo, pero no se pudo decir lo mismo de Azami y Seanzendomo que negaron recelosos.

Soma no se reservaba nada con los Nakiri, incluso llegaron a un punto de aceptarlo con todo y sus extraños achaques de locura y cinismo, si es que lo eran. Pero por mucho que lo dejaran "ser", no significaba que realmente era parte de la familia como tal. Y al pelirrojo no podía importarle menos.

—Erina...— Azami habló de pronto, mirando a su hija con algo de inconformidad. Aclaró la garganta y dijo:—Estaré fuera del país un mes cuanto mucho..:— la rubia apenas y alzó la ceja, dudosa —, ya que has terminado tu carrera, considero oportuno que vengas conmigo para que empieces a incluirte en los negocios de la familia.

Soma se tensó al oírlo.

Por su parte, Erina tenía un semblante serio, firme, inquebrantable. El brazo de Soma se afianzó en su cintura, ella lo miró y él le regalo una sonrisa tenue.

—Lo siento, Nakamura— dijo Soma, como si tuviera el derecho de opinar dentro del círculo familiar. Su sonrisa era cínica, conflictiva.—Quería que Erina viajase conmigo....

—¿Viajar?— Azami cortó —¿En qué momento pensaban decirlo?— sus ojos mates se dirigieron hacia Erina de forma indiscriminada.

Mana carraspeó —Podemos decidirlo en otro momento. Tenemos tiempo.

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