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Ora ora...

Vayan a sacar teorías. 

Por siempre suyo...un pequeño Kaos














Una alarma estruendosa se había extendido por todo el edificio. Parpadeantes luces rojas y el ajetreo de las personas en su ir y venir recreaban una escena increíble. La calamidad de ese día era algo que recordarían todos. Todo un edificio con sus empleados se estremecieron al saber que el espécimen más macabro de la instalación había intentado darse un auto-pase para el más allá.

Como si de un simulacro se tratara, entrenados y atentos, algunos ya sabían el papel que ejercían en ese lugar. Unos calmados y otros un tanto fuera de lugar, solo esperaban que la alarma se desactivara como señal de que aquello había pasado.

Sin embargo, nadie pudo predecir lo siguiente...

Perfectamente armados hasta los dientes, enmascarados en sus pasamontañas y la mezcla entre pisadas apresuradas y cadenas raspando el piso era el escenario que se recreaba frente a las narices de todos.

Yukihira Soma era escoltado por unos diez custodios. La escena dejó a más de uno boquiabierto y a otros sonriendo satisfechos al saber que se había derramado sangre y no precisamente de un inocente. Terrible, pero bien merecido, eran las palabras de muchos que lucieron indiferentes. Los curiosos miraban el piso, esa cerámica blanca que jamás necesitaba cera ahora estaba manchada por las gotas de sangre que los hilos rojos escurrieron de las fauces del demonio pelirrojo.

—¿Qué sucedió?

Un curioso preguntó en un susurro.

—Yukihira Soma intentó suicidarse.

—¿Cómo ha sido posible?— una mujer llevó su mano a la boca al haber escuchado aquello —¿Qué acaso no había llegado apenas hoy?— curiosa –como todos- esperaba que alguien respondiera a sus dudas.

Se escuchó claramente como un hombre tragó duro y dijo: —Ha mordido su lengua.— muchos miraron con horror luego de haberle escuchado.

¿Por qué lo había hecho? ¿Qué le arrastró a una decisión tan precipitada? ¿Habrá sido descuido de la policía? Esas y muchas preguntas más rondaban por la mente de los espectadores. Sin dudas, Yukihira Soma, era lo más alejado a un ser humanizado que podía existir.

Sin embargo, aunque sonase completamente absurdo, la razón de que se llevasen al pelirrojo a rastras era con un motivo sin sentido. Sí, lo llevarían a un hospital ¿Por qué? Porque aunque su intento sea realmente morir, nadie le permitiría ese derecho...No...no lo merecía...

Necesitaba pagar todas las que debía y que él fuese su propio verdugo, no apaciguaría el enojo de las personas que aclamaban por justifica. Eso no calmaría la ira de Soe. Así que no se lo permitiría.

Entonces, alguien alzó la vista, mostrando sus perfectos dientes blancos y relamiendo sus labios en un gesto sediento.

Pero claro, mientras todos observaban a un demonio que había intentado volver al infierno de donde había salido, nadie, absolutamente nadie, se había percatado de lo que había pasado atrás...

En la sala de interrogatorios.

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—¡¿Soe?! ¡¿Me estás jodiendo?!— el tono áspero con el cual le gritaba era algo que no podía evitar. Incluso ahí, en ese corredor de un hospital, sus palabras sonaban con una fuerza tal, que muchos curiosos miraban la escena con un fingido desinterés. Aun así, Soe no le levantaría la voz, no a quien es un rango superior a él —¡Te he dado el maldito caso esperando que hagas algo al respecto! ¡¿Crees que los medios no hablaran de lo aficionados que parecemos contra un criminal?! ¡Uno solo! ¡Contra todo el cuerpo policial de la estación!

FilofobiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora